Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

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Llegaron a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntó: "¿De qué discutían por el camino?" Pero ellos se quedaron callados, porque en el camino habían discutido sobre quién de ellos era el más importante. Entonces Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: "Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos". (Mc 9:30-37)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/092224.cfm
El Credo de Nicea proclama con alegría que Jesús murió y resucitó “por nosotros y por nuestra salvación”. Pero la Cuarta Plegaria Eucarística nos recuerda gentilmente que Él se entregó a sí mismo por nuestra salvación para que "no vivamos ya para nosotros mismos, sino para él”. Nunca se trata solo de nosotros. . . o como decía mi madrina: “Yo grande, tú pequeño”. Más bien la salvación se trata de los demás, se trata de servicio, de ser servidor de todos, tal como Jesús.

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Cuando estaba a la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores se sentaron también a comer con Jesús y sus discípulos. Viendo esto, los fariseos preguntaron a los discípulos: "¿Por qué su Maestro come con publicanos y pecadores?" Jesús los oyó y les dijo: "No son los sanos los que necesitan de médico, sino los enfermos. Vayan, pues, y aprendan lo que significa: Yo quiero misericordia y no sacrificios. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores". (Mt 9:9-13)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/092124.cfm
Sentarse a la mesa con Jesús significa que tenemos que codearnos con los publicanos, los pecadores y los que están fuera de la Ley. Siempre ha sido así, siempre será así, porque él vino por los pecadores.

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Jesús comenzó a recorrer ciudades y poblados predicando la buena nueva del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que habían sido libradas de espíritus malignos y curadas de varias enfermedades. Entre ellas iban María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, el administrador de Herodes; Susana y otras muchas, que los ayudaban con sus propios bienes. (Lc 8:1-3)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/092024.cfm
Las discípulas estuvieron con Jesús durante todo su ministerio y fueron fieles hasta el final, mientras que los evangelios registran que los Doce lo abandonaron y huyeron. Los santos Andrés (1821-1846) y Pablo (1794-1839) y los primeros mártires de Corea, 227 hombres y mujeres (1791-1888) permanecieron fieles hasta la muerte.

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Les transmití, ante todo, lo que yo mismo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, como dicen las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según estaba escrito; que se le apareció a Pedro y luego a los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos reunidos, la mayoría de los cuales vive aún y otros ya murieron. Más tarde se le apareció a Santiago y luego a todos los apóstoles. Finalmente, se me apareció también a mí, que soy como un aborto. (1 Cor 15:1-11)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/091924.cfm
Hoy tenemos otra pieza de catequesis de la iglesia primitiva que le han enseñado a Pablo. Y como la enseñanza sobre la Eucaristía, Pablo comienza con la misma fórmula: “Les transmití lo que también recibí”. Pablo, a su vez, enseñó esto a los corintios. Por supuesto, Pablo agrega la parte final a la enseñanza: “Finalmente, se apareció a mí”. ¡Qué importantes son las enseñanzas que recibimos!

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Ahora tenemos estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor; pero el amor es la mayor de las tres. (1 Cor 12:31-13:13)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/091824.cfm
El Himno al amor de Pablo es probablemente el pasaje más famoso de todas sus cartas. Es también uno de los mayores desafíos que hay que vivir. Decir que el amor nunca falla significa que definitivamente estamos hablando del amor de Dios. Ojalá nuestro frágil amor humano pudiera reflejar el amor que no acaba.