Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Job le dijo al Señor: “Reconozco que lo puedes todo y que ninguna cosa es imposible para ti. Por eso me retracto de mis palabras y me arrepiento, echándome polvo y ceniza”. El Señor bendijo a Job al final de su vida más que al principio. Y Job vivió hasta los ciento cuarenta años y vio a sus hijos, a sus nietos y a sus bisnietos. Murió anciano y colmado de años. (Jb 42:1-3, 5-6, 12-17)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/100524.cfm
Hoy llegamos al final del Libro de Job sin respuesta a ninguna de nuestras preguntas. Pero Job es bendito. Tal vez, al reflexionar sobre el misterio del sufrimiento humano especialmente a la luz de la destrucción del huracán Helene, podamos unirnos a cantar el himno de alabanza de María, el Magnificat por todos los sobrevivientes y por todos los muertos.