Job le dijo al Señor: “Reconozco que lo puedes todo y que ninguna cosa es imposible para ti. Por eso me retracto de mis palabras y me arrepiento, echándome polvo y ceniza”. El Señor bendijo a Job al final de su vida más que al principio. Y Job vivió hasta los ciento cuarenta años y vio a sus hijos, a sus nietos y a sus bisnietos. Murió anciano y colmado de años. (Jb 42:1-3, 5-6, 12-17)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/100524.cfm
Hoy llegamos al final del Libro de Job sin respuesta a ninguna de nuestras preguntas. Pero Job es bendito. Tal vez, al reflexionar sobre el misterio del sufrimiento humano especialmente a la luz de la destrucción del huracán Helene, podamos unirnos a cantar el himno de alabanza de María, el Magnificat por todos los sobrevivientes y por todos los muertos.