Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

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Así pues, todos ustedes son hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús, pues, cuantos han sido incorporados a Cristo por medio del bautismo, se han revestido de Cristo. Ya no existe diferencia entre judíos y no judíos, entre esclavos y libres, entre varón y mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús. Y si ustedes son de Cristo, son también descendientes de Abraham y la herencia que Dios le prometió les corresponde a ustedes. (Gál 3:21-29)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/101224.cfm
Por nuestro bautismo en Cristo somos descendientes de Abraham y herederos de la promesa. Recuerdo la Marcha de los Inmigrantes en Asheville cuando llevaba con orgullo un cartel que decía: “Bisnieto de inmigrantes”. Hoy es el cumpleaños de mi abuelo, Furman Nielsen Torp (1888-1967) y también de mi padre, Charles Elmer Boyd (1922-1968).

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Además, Cristo nos redimió de la maldición de la ley, haciéndose objeto de maldición por nosotros, puesto que la Escritura dice: Maldito sea aquel que cuelga de un madero. Esto sucedió para que la bendición otorgada por Dios a Abraham llegara también, por Cristo Jesús, a los paganos y para que recibiéramos, por medio de la fe, el Espíritu prometido. (Gál 3:7-14)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/101124.cfm
Cristo se convirtió en maldición para nosotros. Como siempre ha proclamado la Iglesia: “¡Jesús murió por todos!” Y como el viejo himno nos invita a cantar: “¡Qué maravilloso amor es este!”

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Así también les digo a ustedes: Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, toquen y se les abrirá. Porque quien pide, recibe; quien busca, encuentra y al que toca, se le abre. (Lc 11:5-11)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/101024.cfm
A veces la gente sólo necesita permiso; bueno, espiritualmente, el Señor nos da permiso para pedir, buscar y tocar. Si sabemos dar buenos regalos a nuestros hijos, cuánto más nuestro Padre celestial nos dará el Espíritu Santo si se lo pedimos.

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Cuando Pedro fue a Antioquía, yo me le enfrenté, porque era digno de reprensión. En efecto, antes de que llegaran algunos judíos enviados por Santiago, Pedro solía comer con los paganos convertidos; pero después empezó a apartarse de ellos por temor a los judíos recién llegados. Entonces, yo le dije delante de todos: "Si tú, que eres judío, vives como un pagano y no como un judío, ¿por qué quieres ahora obligar a los paganos convertidos a que vivan como judíos?" (Gál 2:1-2, 7-14)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/100924.cfm
En la famosa confrontación de Pablo con Pedro, ¿cuál es exactamente el problema? El problema, por supuesto, son los gentiles (los paganos convertidos). Y, por supuesto, Santiago en Jerusalén está agitando la olla en Antioquia. Y como señala Pablo, Pedro es un hipócrita. ¿Por qué las leyes kosher serían un problema para la iglesia primitiva? Bueno, cuando comer con los gentiles se convierte en el problema, la Eucaristía misma, compartir la comida que Jesús nos dio, la unidad de la comunidad misma, está en riesgo.

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Ciertamente ustedes han oído hablar de mi conducta anterior en el judaísmo, cuando yo perseguía encarnizadamente a la Iglesia de Dios, tratando de destruirla. Lo único que habían oído decir de mí era: “El que antes nos perseguía, ahora va predicando la fe que en otro tiempo quería destruir”, y glorificaban a Dios por mi causa. (Gál 1:13-24)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/100824.cfm
Como observó una vez Oscar Wilde: “Cada santo tiene un pasado y cada pecador tiene un futuro”. San Pablo les cuenta su pasado a los gálatas para recordarles que todavía hay esperanza para nosotros, que todos tenemos un futuro, que no hay nada en nuestro pasado que Dios no pueda usar para difundir el Reino.