Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

- :
Por su parte, los judíos exigen señales milagrosas y los paganos piden sabiduría. Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, que es escándalo para los judíos y locura para los paganos; en cambio, para los llamados, sean judíos o paganos, Cristo es la fuerza y la sabiduría de Dios. Porque la locura de Dios es más sabia que la sabiduría de los hombres y la debilidad de Dios es más fuerte que la fuerza de los hombres. (1 Cor 1:17-25)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/083024.cfm
Predicar a Cristo crucificado, poder de Dios y sabiduría de Dios. La Cruz es la absoluta locura de Dios. Que Dios quisiera ser uno con todos los perdedores de este mundo. Sin embargo, en la predicación de la Cruz es donde se encuentra la sabiduría.

- :
El rey le dijo entonces a la joven: "Pídeme lo que quieras y yo te lo daré". Y le juró varias veces: "Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino". Ella fue a preguntarle a su madre: "¿Qué le pido?" Su madre le contestó: "La cabeza de Juan el Bautista". Volvió ella inmediatamente junto al rey y le dijo: "Quiero que me des ahora mismo, en una charola, la cabeza de Juan el Bautista". (Mc 6:17-29)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/082924.cfm
Cuando puedes tener todo lo que quieras, incluso la mitad del reino, ¿qué pides? El martirio de Juan Bautista presagia la propia muerte de Jesús en la Cruz. Las decisiones que tomamos tienen consecuencias, no sólo en nuestras vidas, sino también en las vidas de los demás.

- :
Este saludo es de mi puño y letra. Así firmo yo, Pablo, en todas mis cartas; ésta es mi letra. Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con todos ustedes. (2 Tes 3:6-10, 16-18)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/082824.cfm
Debido al problema de las cartas falsas que circulan en nombre de Pablo, el apóstol tiene que firmar personalmente sus cartas. Las cartas de Pablo fueron dictadas y escritas por escribas o secretarios, lo que podría explicar parte de la compleja gramática que encuentran los lectores. San Agustín y sus sermones y escritos han sido un tesoro en la iglesia durante más de 1.500 años. Como él escribe: “Señor, tú nos has hecho para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”. Mi amada mamá falleció este día en 1996. Es mi privilegio recordarla siempre en el Altar del Señor.

- :
Por lo que toca a la venida de nuestro Señor Jesucristo y a nuestro encuentro con él, les rogamos que no se dejen perturbar tan fácilmente. No se alarmen ni por supuestas revelaciones ni por palabras o cartas atribuidas a nosotros, que los induzcan a pensar que el día del Señor es inminente. Que nadie los engañe en ninguna forma. (2 Tes 2:1-3, 14-17)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/082724.cfm
El engaño no es sólo un problema de nuestra “era de la información”. El mundo antiguo (y la iglesia) tenía el mismo problema. San Pablo tuvo problemas con cartas falsas escritas en su nombre. Siempre ha habido personas de mala reputación (incluso buena gente de la iglesia) que quieren desviar a otros, especialmente en lo que respecta al fin del mundo. ¡Siempre tenemos que verificar nuestras fuentes, recordar las tradiciones que nos han enseñado y USAR NUESTRO CEREBRO! Santa Mónica, la madre de San Agustín, fue una mujer de sentido común que nadie podía engañar. Mientras agonizaba, le pidió a su hijo que simplemente “se acordara de mí siempre en el altar del Señor”.

- :
Oramos siempre por ustedes, para que Dios los haga dignos de la vocación a la que los ha llamado, y con su poder lleve a efecto tanto los buenos propósitos que han formado, como lo que ya han emprendido por la fe. Así glorificarán a nuestro Señor Jesús y él los glorificará a ustedes en la medida en que actúe en ustedes la gracia de nuestro Dios y de Jesucristo, el Señor. (2 Tes 1:1-5, 11-12)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/082624.cfm
Qué importante es orar unos por otros, llevarnos unos a otros en el corazón cuando venimos al altar del Señor. Al comenzar la lectura de la segunda carta de Pablo a los Tesalonicenses, que todos seamos dignos de las promesas de Cristo para la gloria de Dios.