Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
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En aquel día, el Señor del universo preparará sobre este monte un festín con platillos suculentos para todos los pueblos; un banquete con vinos exquisitos y manjares sustanciosos. Él arrancará en este monte el velo que cubre el rostro de todos los pueblos, el paño que oscurece a todas las naciones. Destruirá la muerte para siempre. El Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros. (Is 25:6-10a)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/101523.cfm
A mi mamá querida le encantaban los picnics. Ella pensó que la comida sabe mejor al aire libre, especialmente en una mesa de picnic en la montaña. Por supuesto, el profeta Isaías nos recuerda que Dios nos preparará un banquete para todos los pueblos para celebrar que la muerte será destruida para siempre. El cumplimiento de esta palabra lo encontramos en la Mesa del Cuerpo y la Sangre del Señor.
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Mientras Jesús hablaba a la multitud, una mujer del pueblo, gritando, le dijo: "¡Dichosa la mujer que te llevó en su seno y cuyos pechos te amamantaron!" Pero Jesús le respondió: "Dichosos todavía más los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica". (Lc 11:27-28)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/101423.cfm
Hoy, mientras tantas personas en el Medio Oriente están de luto por la pérdida de sus seres queridos y el mundo es rehén de personas violentas y armas de odio, acudimos en busca de consuelo a la Madre del Señor, quien fielmente permaneció bajo Su Cruz. Como dijo a los sirvientes en las bodas de Caná, así les dice a los discípulos de su Hijo: “Hagan lo que Él les diga”. Y el Señor mismo nos recuerda: "Dichosos todavía más los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica".
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Hagan penitencia y lloren, sacerdotes; giman, ministros del altar; vengan, acuéstense en el suelo vestidos de sayal, ministros de mi Dios. Toquen la trompeta en Sión, den la alarma en mi monte santo; que tiemblen los habitantes del país, porque ya viene, ya está cerca el día del Señor. Es un día de oscuridad y de tinieblas, día de nubes y de tormenta. (Jl 1:13-15; 2:1-2)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/101323.cfm
No es un pasaje muy alegre del profeta Joel. Y con las preocupantes noticias del reciente conflicto en Tierra Santa, muchos están desesperando de cualquier posibilidad de paz en Medio Oriente. Algunas personas piensan que con todos los demás problemas del mundo (es decir, la guerra en Ucrania) nos dirigimos a la Tercera Guerra Mundial. Pero como nos recuerda el salmista, es el Señor quien “juzgará al orbe con justicia”. Estamos llamados a orar, ayunar y dar siempre gracias al Señor y cantar alabanzas al nombre de Dios.
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“Ya viene el día, ardiente como un horno, y todos los soberbios y malvados serán como la paja. El día que viene los consumirá, dice el Señor de los ejércitos, hasta no dejarles ni raíz ni rama. Pero para ustedes, los que temen al Señor, brillará el sol de justicia, que les traerá la salvación en sus rayos''. (Mal 3:13-20)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/101223.cfm
El Sol de Justicia con sus rayos curativos . . . ¡Qué imagen tan consolador del reino de Dios! El 12 de octubre fue el cumpleaños de mi abuelo, Furman Nielsen Torp (1888-1967), y también de mi padre, Charles Elmer Boyd (1922-1968). ¡Que sus almas y las de todos los fieles difuntos descansen en paz!
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Entonces el Señor le dijo a Jonás: "¿Crees que hay motivo para que te enojes así por la hiedra?" Contestó él: "Sí, y tanto, que quisiera morirme". Le respondió el Señor: "Tú estás triste por una hiedra que no cultivaste con tu trabajo, que nace una noche y perece la otra. Y yo, ¿no voy a tener lástima de Nínive, la gran ciudad, en donde viven más de ciento veinte mil seres humanos que no son responsables y gran cantidad de ganado?". (Jon 4:1-11)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/101123.cfm
La misericordia y la compasión de Dios superan las de Jonás y se extienden incluso a la ciudad pagana de Nínive. Este es precisamente el mensaje que san Juan XXIII (1881-1963) enseñó a la iglesia cuando convocó el Concilio Vaticano II. Misericordia y compasión es el mismo mensaje del Papa Francisco y del Sínodo que se reúne en Roma.