Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

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Jesús dijo a sus discípulos: "Yo les aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los cielos. Se lo repito: es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los cielos". Al oír esto, los discípulos se quedaron asombrados y exclamaron: "Entonces ¿quién podrá salvarse?" Pero Jesús, mirándolos fijamente, les respondió: "Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible". (Mt 19:23-30)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/082024.cfm
Sólo Dios puede guiarnos a la salvación. San Bernardo (1090-1153) escuchó el llamado de Dios y lo dejó todo para seguir a Cristo. De joven, fui monje de la Abadía de San Bernardo en Cullman, Alabama.

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Jesús le dijo: “Si quieres ser perfecto, ve a vender todo lo que tienes, dales el dinero a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; luego ven y sígueme”. Al oír estas palabras, el joven se fue entristecido, porque era muy rico. (Mt 19:16-22)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/081924.cfm
¿Cuál es el precio del discipulado para seguir a Jesús? Es un desafío que todos debemos afrontar a lo largo de nuestras vidas. Hay una escena en la película Becket, donde el recientemente nombrado arzobispo de Canterbury se ve obligado a entregar todas sus posesiones. Becket está en el salón del monasterio entregando todas sus posesiones a los pobres, cuando mira hacia la pared, ve el Crucifijo y se dice a sí mismo: “Es tan fácil”. Por supuesto, a medida que avanza la historia, se volverá extremadamente difícil.

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Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. (Jn 6:51-58)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/081824.cfm
La comida es esencial para la vida física. El alimento es esencial para nuestra vida espiritual. El alimento que Cristo da es el don de sí mismo, la Eucaristía, el Sacramento de su Cuerpo y de su Sangre.
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Arrepiéntanse de todos sus pecados, apártense de ellos y no morirán. Arrepiéntanse de todas las infidelidades que han cometido, estrenen un corazón nuevo y un espíritu nuevo y así no morirán, pues yo no quiero que nadie muera, dice el Señor Dios. Arrepiéntanse y vivirán". (Ez 18: 1-10, 13, 30-32)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/081724.cfm
«¡Arrepiéntanse y vivirán!» La invitación de Dios nos llama a esperar en la misericordia y a vernos capaces de cambiar. Un corazón nuevo y un espíritu nuevo son posibles porque es Dios quien nos abre el camino. Incluso ante la muerte, Dios promete la resurrección. Y como nos recuerda la Santísima Virgen María, con Dios todo es posible.

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Pero yo tendré presente la alianza que hice contigo cuando eras joven y haré contigo una alianza eterna, para que tengas presente tu pasado, te avergüences y no vuelvas a abrir la boca para presumir, cuando yo te perdone todo lo que hiciste' ". Esto dice el Señor todopoderoso. (Ez 16:1-15, 60, 63)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/081624.cfm
En pleno Exilio, después de haberlo perdido todo, el profeta Ezequiel sigue manteniendo la promesa del perdón y la esperanza de una alianza eterna.