Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
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Todavía es tiempo, dice el Señor. Arrepiéntanse de todo corazón y vuélvanse a mí, que soy compasivo y misericordioso. (Jl 2:12-13)
“Todavía es tiempo” significa que hay tiempo aunque sea muy tarde, todavía hay tiempo para todos nosotros. Soy sureño y los sureños somos diferentes . . . pero compasivo y misericordioso siempre gana mi pobre corazón.
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Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes, pues, oren así: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga tu Reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. (Mt 6:9-13)
Las dos palabras más radicales en la oración que Jesús nos dio son las primeras dos: Padre nuestro.
Cuando rezamos “Padre nuestro”, todos estamos incluidos. “Padre nuestro” habla sobre nuestra relación con Dios . . . y también sobre nuestra relación los unos con los otros.
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‘Cuando no lo hicieron con uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo’. (Mt 25:45)
El problema de cuidar del Señor en los que merecen nuestra ayuda es que siempre perdemos al Señor.
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“. . . así por la obediencia de uno solo, todos serán hechos justos”. (Rom 5:19)
En el pasado antes de la existencia de miércoles de ceniza, la Cuaresma empezó con el primer domingo. Si usted perdió el miércoles de ceniza, alégrese. Se puede arrancar el camino hoy. Este camino con Cristo hasta la Pascua que no acaba.
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