Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
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San Patricio era de Bretaña romana. Cuando tenía 16 años fue capturado y esclavizado en Irlanda. Eventualmente se escapó y regresó a su hogar. Después de ser ordenado de sacerdote, regresó a Irlanda como misionero y quedó allí el resto de su vida. Era el primer obispo de Irlanda.
Cristo conmigo, Cristo frente a mí, Cristo tras de mí, Cristo en mí, Cristo a mi diestra, Cristo a mi siniestra, Cristo al descansar, Cristo al levantar, Cristo en el corazón de cada hombre que piense en mí, Cristo en la boca de todos los que hablen de mí, Cristo en cada ojo que me mira, Cristo en cada oído que me escucha. (de La Coraza de San Patricio)
Sálvanos, Señor, tú que eres misericordioso. (Salmo 24)
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Sucedió que una banda de sirios, en una de sus correrías, trajo cautiva a una jovencita, que pasó luego al servicio de la mujer de Naamán. Ella le dijo a su señora: “Si mi señor fuera a ver al profeta que hay en Samaria, ciertamente él lo curaría de su lepra”. (2 Reyes 5:2-6)
En la maravillosa película, The Help, Historias Cruazadas, la sirvienta negra, Aibilene, dice a la niña un mensaje de salvación: “Tu es amable, tu es inteligente, tu es importante”. En la Biblia los sirvientes son importantes. Y Jesús nos dice: “Yo estoy entre ustedes como uno que sirve.(Lc 22:27)”
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Muchos más creyeron en él al oír su palabra. Y decían a la mujer: “Ya no creemos por lo que tú nos has contado, pues nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es, de veras, el Salvador del mundo”. (Jn 4:41-42
En la obra de teatro de Tennesee Williams, UN TRANVÍA LLAMADO DESEO, la protagonista Blanche DuBois, dice: “Siempre he confiado en la bondad de los desconocidos”. Pues, en el evangelio todos nosotros tenemos que confiar en los desconocidos: la Samaritana, el Hombre Ciego de Nacimiento, el Discípulo Amado. La Samaritana es anónima. Después de 37 versículos sabemos mucho sobre esta mujer . . . ella es la primera evangelista, la primera persona que lleva el evangelio a toda su comunidad. Gracias a ella y a todos los desconocidos, porque ellos son los héroes del evangelio.
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‘¡Cuántos trabajadores en casa de mi padre tienen pan de sobra, y yo, aquí, me estoy muriendo de hambre! Me levantaré, volveré a mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo. Recíbeme como a uno de tus trabajadores’. (Lc 15:17-19)
La Parábola del Hijo Pródigo—es muy conocida. Pero escucha lo que el hijo menor dice: “Ya no merezco llamarme hijo tuyo. Recíbeme como a uno de tus trabajadores”. El hijo no aprendió nada de la lección. Quería ganarse el pan pero el padre no le hizo caso. Nosotros tampoco podemos ganar el regreso por nuestros esfuerzos. La gracia es gratis. Sea lo que sea, nunca dejamos de ser los hijos de Dios. Como dice el padre: “Este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado, ¡que comamos y hagamos una fiesta!
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Jacob amaba a José más que a todos sus demás hijos, porque lo había engendrado en la ancianidad. A él le había hecho una túnica de muchos colores. (Gen 37:1-3)
La túnica de muchos colores de José fue muy lujosa y provocó la envidia entre sus hermanos. Ellos lo vendieron como esclavo en Egipto. Y así se cumplió el gran misterioso plan de Dios para nuestra salvación.