Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

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En aquel tiempo, Jesús fue a Nazaret, donde se había criado. Entró en la sinagoga, como era su costumbre hacerlo los sábados, y se levantó para hacer la lectura. Se le dio el volumen del profeta Isaías, lo desenrolló y encontró el pasaje en que estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar a los pobres la buena nueva, para anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor. (Lucas 4:16-19)
Hoy en la Misa diaria empezamos la lectura continua del ministerio público de Jesús en el evangelio según San Lucas. Ya hemos cumplido el ministerio público en los evangelios de San Marcos y San Mateo. El evangelio según San Lucas es el único evangelio que sale en dos volúmenes (Lucas-Hechos). En el pasaje de hoy Jesús regresa a su pueblito y van al sinagoga. Primero Jesús lee del libro del profeta Isaías y todos quedaron satisfechos hasta que empiece a predicar. Proclamar un año de gracia del Señor está muy bien . . . pero para ¿¿¿EXTRANJEROS??? Los que estaban en la sinagoga eran tan enojados que “se llenaron de ira, y levantándose, lo sacaron de la ciudad y lo llevaron hasta una barranca del monte, sobre el que estaba construida la ciudad, para despeñarlo. Pero él, pasando por en medio de ellos, se alejó de allí”. Jesús no estaba a favor de la campaña: “¡NAZARET PRIMERO!”

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Luego Jesús dijo a sus discípulos: “El que quiera venir conmigo, que renuncie a sí mismo, que tome su cruz y me siga. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará. (Mt 16:24-26)
Es interesante que el evangelio según San Mateo pone esta escena inmediatamente después de la escena de la entrega de las llaves del Reino de los Cielos. Ya San Pedro mete la pata. Y el Señor le habla muy fuerte a Pedro: ¡Apártate de mí, Satanás! Pero el Señor toma la palabra para darles una lección sobre el discipulado: seguir las huellas de Jesús.

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R. Aleluya, aleluya. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos, dice el Señor. R. Aleluya.
La tragedia del Martirio de San Juan Bautista ha sido elaborado en música, danza y arte. Pero en los evangelios, el Martirio de San Juan Bautista nos lleva a la Pasión del Señor Jesús. Por eso, cuando el costo de ser discípulo sube, es bueno recordar que Dios siempre se acuerda de nosotros. Las Bienaventuranzas son la prenda de que el seguir a Jesús vale: Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.

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Nosotros predicamos a Cristo crucificado . . . Cristo es la fuerza y la sabiduría de Dios. Porque la locura de Dios es más sabia que la sabiduría de los hombres y la debilidad de Dios es más fuerte que la fuerza de los hombres. (1 Cor 1:22-25)
San Pablo en su predicación nos recuerda de que la Cruz revela la fuerza y la sabiduría de Dios. Los cristianos estimaban mucho a sus predicadores que proclamaban el amor incondicional de Dios en una manera extraordinaria. Además de su otros escritos, tenemos más que 400 homilías de San Agustín. Como él decía a su pueblo en la Eucaristía: “¡Que sean lo que celebran!” Hoy es el aniversario de fallecimiento de mi mamá querida, +Norma Torp Boyd (22 de febrero de 1927-28 de agosto de 1996). Como Santa Mónica dijo a su hijo, San Agustín, “Hijo, acuérdate de mí siempre en el Altar del Señor”, es mi privilegio de rezar por ella en el Altar del Señor. “Dale, Señor, el descanso eterno. Y brilla para +Norma la luz perpetua. Que descanse en paz. Y que su alma y las almas de todos los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz. Amén”.

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Continuamente agradezco a mi Dios los dones divinos que les ha concedido a ustedes por medio de Cristo Jesús, ya que por él los ha enriquecido con abundancia en todo lo que se refiere a la palabra y al conocimiento; porque el testimonio que damos de Cristo ha sido confirmado en ustedes a tal grado, que no carecen de ningún don ustedes, los que esperan la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. (1 Cor 1:4-7)
Hoy es la fiesta de Santa Mónica que forma una sola celebración con la fiesta de mañana, la fiesta de San Agustín, su hijo. La historia de ellos es muy conmovedora. Al final de la vida de Santa Mónica, ella y su hijo estaban en Ostia, el puerto de Roma, esperando el barco para llevarlos a África. Pero el barco se tardó y Agustín estaba muy preocupado. Mónica le dijo: “Tranquilo, mi hijo, no se preocupes de mi cuerpo. Enterrarme donde muero, pero, acuérdate de mí siempre en el Altar del Señor”. Por eso, esto es nuestro privilegio—podemos recordar a todos nuestros seres querido difuntos en el Altar del Señor.