Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

A la hora de la ofrenda se acercó el profeta Elías y dijo: “Señor, Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob; que se vea hoy que tú eres el Dios de Israel, que yo soy tu servidor y que por orden tuya he ejecutado todas estas cosas. Respóndeme, Señor, respóndeme, para que todo este pueblo sepa que tú, Señor, eres el Dios verdadero, que puede cambiar los corazones”. Entonces bajó el fuego del Señor y consumió la víctima destinada al holocausto y la leña, y secó el agua de la zanja. Al ver esto, todo el pueblo tuvo miedo, y postrándose en tierra, dijo: “El Señor es el Dios verdadero. El Señor es el Dios verdadero”. (1 Reyes 18:36-39)

Cada generación tiene su momento decisivo. Para la generación de mi mamá querida el momento fue el ataque de Pearl Harbor (el 7 de diciembre de 1941). Para otras personas fue el ataque de 9-11 (el 11 de septiembre de 2001). Para mi generación tuvimos tres momentos decisivos y los tres eran asesinatos: el Presidente John F Kennedy (el 22 de noviembre de 1963), Martin Luther King, Jr, (el 4 de abril de 1968) y Robert F. Kennedy (el 6 de junio de 1968). En las Escrituras Hebreas, la confrontación de Elías con los profetas de Baal es un momento decisivo para el Pueblo de Dios. También es muy violento. Afortunadamente, el leccionario quitó la violencia. La cuestión: ¿a quién van a servir? Y el pueblo contesta: “El Señor es el Dios verdadero. El Señor es el Dios verdadero”.