Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
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Hijos míos: Ésta es la última hora.
(1 Jn 2:18-21)
En el principio ya existía aquel que es la Palabra,
y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios.
(Jn 1:1-18)
A veces la Liturgia tiene sentido del humor. Hoy es la última día del año 2020, y la Liturgia nos dice que estamos en “la última hora.” Pero aún más, en este último día del año, la Liturgia nos da “el último evangelio.”
Muchos no nos acordamos de la Misa Leída, o la Misa Cantada, o Misa Sencilla del pasado pero la Misa tenía el “último evangelio” que fue leído después de la Bendición Final. Normalmente, el “último evangelio” fue el Prólogo del Cuarto Evangelio (según San Juan). Por eso, en este último día del año la Liturgia nos da “la última hora” y “el último evangelio” para acabar con 2020.
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En aquel tiempo, había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana. De joven, había vivido siete años casada y tenía ya ochenta y cuatro años de edad. No se apartaba del templo ni de día ni de noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. (Cuando José y María entraban en el templo para la presentación del niño,) se acercó Ana, dando gracias a Dios y hablando del niño a todos los que aguardaban la liberación de Israel.
(Lc 2:36-40)
La figura de la vieja profetisa, Ana, me recuerda de todas las mujeres de fe en mi vida, pero especialmente de mi abuela, Nanny. Nanny llevaba una cartera. En la cartera tenía un pequeño álbum de fotos de todos sus nietos con el letrero (en inglés): S.O.G.W.P.I.P. (Silly Old Grandma With Pictures In Purse) (tonta abuelita con fotos en cartera). Todo esto fue antes de celulares y Facebook, pero cuando sus amigas empezaban de hablar de sus nietos, mi abuela abrió su cartera y sacó el pequeño álbum de fotos para hablar de nosotros y mostrarles las fotos!
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Queridos hermanas y hermanos:
En esto conocemos que estamos unidos a Él. El que dice que permanece en Él, debe andar como Él anduvo.
(1 Jn 2:3-11)
Las Cartas de San Juan nos recuerdan de lo que significa de vivir en una comunidad cristiana. Andar como Él anduvo describe bien el ser discípulo y como debemos tratar a los demás. No tenemos que abrir camino, solo seguimos sus huellas en este mundo. Hoy es la fiesta de Santo Tomás Becket que siguió las huellas de Jesús y entregó su vida por el Señor. El villancico es Antón.
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Así se cumplieron las palabras del profeta Jeremías: En Ramá se ha escuchado un grito, se oyen llantos y lamentos: es Raquel que llora por sus hijos y no quiere que la consuelen, porque ya están muertos.
(Mt 2:13-18)
La Fiesta de los Santos Inocentes nos recuerda de que los poderosos de este mundo siempre quieren derrumbar y destruir. Pero Dios tiene la última palabra, y esa palabra es una palabra de Gracia y Resurrección. Como dice el Cuarto Evangelio:
Esta luz resplandece en las tinieblas,
y las tinieblas no han podido extinguirla.
(Jn 1:5)
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Transcurrido el tiempo de la purificación de María, según la ley de Moisés, ella y José llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor. Cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo y fortaleciéndose, se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios estaba con él.
(Lc 2:22-40)
Lo maravilloso acerca de la familia de Dios es que todos pertenecemos. Y por eso, la fiesta de la Sagrada Familia de Jesús, María y José, nos recuerda que aunque seamos solos en este mundo, hay una gran familia y todos somos miembros. La foto es el cuadro de Merson, Rest on the Flight into Egypt (Descanso en la Huida a Egipto). El villancico es Zagalillos.