Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
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La fe es la forma de poseer, ya desde ahora, lo que se espera, y de conocer las realidades que no se ven.
(Heb 11:1-2,8-19)
“¿Quién es éste, a quien hasta el viento y el mar obedecen?”
(Mc 4:35-41)
Hoy comenzamos una de las secciones más hermosas de la Carta a los Hebreos . . . los héroes y las heroínas de la fe. El evangelio de San Marcos muestra que los discípulos carecían un poco de fe. Como nos dijo el profesor de escrituras en el seminario sobre este pasaje: “No saben quién es Jesús, y él acaba de calmar el viento y el mar. ¡Qué tontos!"
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Y con otras muchas parábolas semejantes les estuvo exponiendo su mensaje, de acuerdo con lo que ellos podían entender. Y no les hablaba sino en parábolas; pero a sus discípulos les explicaba todo en privado.
(Mc 4:26-34)
A veces, los discípulos no entendían nada. Pero no hay problema. El Señor les explicó todo en privado. ¡Que conveniente!
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La medida con que midan serán medidos, y les darán más todavía.
(Mc 4:21-25)
Me gusta este dicho de Jesús. Yo lo llamo el “principio apostólico de usar mucho” —mucha misericordia, mucho perdón, mucho amor— para que Dios sea aún más generoso con nosotros. Santo Tomás de Aquino, un poco rebelde en su propio tiempo, usó el conocimiento “recién descubierto” (los escritos de Aristóteles) para ayudar a explicar la fe. Los tradicionalistas estaban horrorizados. Pero el conocimiento ganó. Desafortunadamente, los que siguieron a Santo Tomás no tenían la misma inteligencia y por eso, simplemente imitaron lo que dijo Santo Tomás. Santo Tomás es el patrono de los seminarios. La foto (1977-1978) es de los Cuatro Mosqueteros frente al Seminario San Meinrad, Indiana.
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Salió el sembrador a sembrar.
(Mc 4:1-20)
La Parábola del Sembrador (o la Cosecha Milagrosa) es una verdadera joya. Desde las primeras palabras. . . "Un sembrador salió a sembrar", nos invitan a la historia más extraña sobre un sembrador al que realmente no le importa preparar la tierra. De hecho, cuando nosotros decidimos instalar un jardín de verano, pasamos mucho tiempo preparando la tierra, quitando la maleza y las rocas, asegurándonos de que todo esté bien ANTES de poner la semilla en la tierra. Pero no el sembrador de la parábola. Y aunque solo una pequeña porción de la semilla llega a un buen suelo. . . mira la cosecha milagrosa: ¡treinta, sesenta, cien veces más! No es de extrañar que el escritor del evangelio agregue: “El que tenga oídos para oír, que oiga”. Pero los discípulos no entienden nada de eso. . . y entonces el escritor del evangelio hace que Jesús se lo explique. Pero recuerde, la parábola es de Jesús. . . pero la explicación de la parábola parece provenir del escritor del evangelio.
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Recuerdo tu fe sincera, esa fe que tuvieron tu abuela Loida y tu madre Eunice, y que estoy seguro que también tienes tú.
(2 Tim 1:1-8)
Yo, Pablo, soy servidor de Dios y apóstol de Jesucristo . . . a querido Tito, mi verdadero hijo en la fe que compartimos.
(Tit 1:1-5)
Los compañeros de Pablo, Tito y Timoteo, representan la próxima generación de líderes de la iglesia después de la época de los apóstoles. Y, por supuesto, la referencia a la fe de la abuela y la madre de Timoteo siempre me recuerda de la fe de mi propia abuela y madre.