Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
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Vio Dios todo lo que había hecho y lo encontró muy bueno.
(Gén 1:20-2:4a)
Cuando Dios termina la obra de la creación, Dios encuentra que todo no es bueno, más bien que es "muy bueno". Es comprensible que la gente de la iglesia quiera centrarse en el "pecado original", pero nunca debemos olvidar la "bendición original". Y mientras Dios “descansa” en el séptimo día, nosotros también somos llamados a descansar y apreciar la creación.
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Y vio Dios que era bueno.
(Gén 1:1-19)
A dondequiera que llegaba, en los poblados, ciudades o caseríos, la gente le ponía a sus enfermos en la calle y le rogaba que por lo menos los dejara tocar la punta de su manto; y cuantos lo tocaban, quedaban curados.
(Mc 6:53-56)
En el tiempo que queda antes de la Cuaresma, escucharemos los primeros capítulos del Génesis y hoy comienza la gran historia de la creación. Como dicen algunos teólogos, la bendición original está al principio mucho antes de cualquier cosa que pueda ser interpretada como pecado original. Como nos dice la Escritura: “vio Dios que era bueno". Este mundo y todo lo que hay en él fue creado bueno. La historia de personas que tocaron el manto de Jesús para ser sanados se hizo famosa por el gran Sam Cooke en su canción del gospel (evangelio).
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R. Alabemos al Señor que sana los corazones quebrantados.
El Señor sana los corazones quebrantados,
y venda las heridas.
El puede contar el número de estrellas
y llama a cada una por su nombre.
R. Alabemos al Señor que sana los corazones quebrantados.
(Salmo 146)
A veces, como Job, necesitamos cantar el Blues: “Jamás estaré contento”. Pero la liturgia nos recuerda amablemente que Dios no nos ha abandonado. Podemos alabar al Señor porque Dios sana los corazones quebrantados. Aunque Dios llama a las estrellas por su nombre, Dios todavía se acuerda de nosotros.
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Que el Dios de la paz, el que, mediante la sangre de una alianza eterna, resucitó de entre los muertos al pastor eterno de las ovejas, Jesucristo, nuestro Señor, los enriquezca a ustedes con toda clase de dones para cumplir su voluntad y haga en ustedes todo lo que es de su agrado, por medio de Jesucristo, a quien sea dada la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
(Heb 13:15-17,20-21)
Hoy, la conclusión de la Carta a los Hebreos es esta hermosa bendición. Cuando estaba en la escuela de idiomas en Cuernavaca, México, visitamos la Catedral (construida a principios del siglo XVI). Me sorprendieron los murales antiguos (la foto de hoy) que cuentan la historia de San Pablo Miki y los primeros mártires de Japón. El primer santo mexicano, San Felipe de Jesús, fue uno de los compañeros mártires.
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Hermanas y hermanos: Conserven entre ustedes el amor fraterno y no se olviden de practicar la hospitalidad, ya que por ella, algunos han hospedado ángeles sin saberlo.
Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre.
(Heb 13:1-8)
Al llegar a la conclusión de la Carta a los Hebreos, se nos recuerdan algunas verdades básicas: la importancia de la hospitalidad y el centro inmutable de nuestra fe, Jesucristo. Santa Águeda es otra de las vírgenes mártires de la iglesia primitiva. Santa Águeda es la patrona del cáncer de mama.