Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

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Mientras él enseñaba su doctrina, le quisieron presentar a un paralítico, que iban cargando entre cuatro. Pero como no podían acercarse a Jesús por la cantidad de gente, quitaron parte del techo, encima de donde estaba Jesús, y por el agujero bajaron al enfermo en una camilla. Viendo Jesús la fe de aquellos hombres, le dijo al paralítico: “Hijo, tus pecados te quedan perdonados”. (Mc 2:1-12)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/011224.cfm
¡Qué importantes son nuestros amigos! A veces son nuestros amigos los que nos llevan al Señor. Qué importante es que recemos unos por otros, a veces es la fe de nuestros amigos la que nos hace salir adelante.

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En aquel tiempo, se le acercó a Jesús un leproso para suplicarle de rodillas: “Si tú quieres, puedes curarme”. Jesús se compadeció de él, y extendiendo la mano, lo tocó y le dijo: “¡Sí quiero: sana!” Inmediatamente se le quitó la lepra y quedó limpio. (Mc 1:40-45)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/011124.cfm
La curación del leproso ocurre en el primer capítulo del evangelio que la tradición de la iglesia llama "Según Marcos". (El evangelio mismo no nos dice la identidad del escritor.) Lo notable de la curación es que Jesús toca al leproso y luego le dice a la persona que “no se lo cuentes a nadie”. En cambio, la persona lo divulga por todas partes, por lo que Jesús ya no puede "entrar abiertamente en la ciudad", sino que, como un leproso, se quedaba fuera en lugares solitarios. Sin embargo, la gente sigue “acudiendo a él de todas partes".

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Entonces comprendió Elí que era el Señor quien llamaba al joven y dijo a Samuel: “Ve a acostarte, y si te llama alguien, responde: ‘Habla, Señor; tu siervo te escucha’ ”. Y Samuel se fue a acostar. De nuevo el Señor se presentó y lo llamó como antes: “Samuel, Samuel”. Éste respondió: “Habla, Señor; tu siervo te escucha”. (1 Sam 3:1-10, 19-20)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/011024.cfm
La sabiduría del anciano sacerdote Elí ayudó al joven Samuel a escuchar la voz del Señor. Me encantan las historias de la Biblia, me han acompañado toda la vida. Recuerdo cuando mi catequista de la Iglesia Bautista, la Sra. Strong, nos contó por primera vez la historia del joven Samuel durmiendo en el Templo. Yo no tendría más de cinco años. Todavía conservo la pequeña cruz que la Sra. Strong tejió a ganchillo y me regaló hace casi 70 años.

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A la mañana siguiente se levantaron temprano, y después de adorar al Señor, regresaron a su casa en Ramá. Elcaná tuvo relaciones conyugales con su esposa Ana, y el Señor se acordó de ella y de su oración. Ana concibió, dio a luz un hijo y le puso por nombre Samuel, diciendo: “Al Señor se lo pedí”. (1 Sm 1:9-20)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/010924.cfm
El salmo responsorial de hoy es el Himno de alabanza de Ana por el don de su hijo Samuel. El evangelista Lucas utilizará el himno de Ana para componer el Magnificat de María. Hoy comenzamos el Tiempo Ordinario, que toma su nombre de la palabra ordinal . . . que significa número, porque las semanas del tiempo ordinario se cuentan, así que ésta es la Primera Semana del Tiempo Ordinario. El Tiempo Ordinario se interrumpirá con la Cuaresma y la Pascua, pero después volveremos a contar las semanas hasta el Adviento.

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Juan predicaba diciendo: “Ya viene detrás de mí uno que es más poderoso que yo, uno ante quien no merezco ni siquiera inclinarme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo”. (Mc 1:7-11)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/010824.cfm
El tiempo de Navidad llega a su alegre conclusión con esta celebración del Bautismo del Señor (¡aunque en algunos países la Navidad continúa hasta el 2 de febrero!). El testimonio de Juan Bautista nos invita a alegrarnos del bautismo que Jesús nos ofrece, a ser bautizados en el fuego del Espíritu Santo. Tal vez el Señor tenga grandes expectativas puestas en nosotros, como dice Jesús: "Harán obras mayores que éstas" (Jn 14,12). Llevamos ya un buen rato de fiesta, ¡tal vez sea hora de ponernos manos a la obra para construir el Reino! ¡Hoy es el cumpleaños del Padre!