Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
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Mientras Jesús hablaba a la multitud, una mujer del pueblo, gritando, le dijo: "¡Dichosa la mujer que te llevó en su seno y cuyos pechos te amamantaron!" Pero Jesús le respondió: "Dichosos todavía más los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica". (Lc 11:27-28)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/101423.cfm
Hoy, mientras tantas personas en el Medio Oriente están de luto por la pérdida de sus seres queridos y el mundo es rehén de personas violentas y armas de odio, acudimos en busca de consuelo a la Madre del Señor, quien fielmente permaneció bajo Su Cruz. Como dijo a los sirvientes en las bodas de Caná, así les dice a los discípulos de su Hijo: “Hagan lo que Él les diga”. Y el Señor mismo nos recuerda: "Dichosos todavía más los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica".
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Hagan penitencia y lloren, sacerdotes; giman, ministros del altar; vengan, acuéstense en el suelo vestidos de sayal, ministros de mi Dios. Toquen la trompeta en Sión, den la alarma en mi monte santo; que tiemblen los habitantes del país, porque ya viene, ya está cerca el día del Señor. Es un día de oscuridad y de tinieblas, día de nubes y de tormenta. (Jl 1:13-15; 2:1-2)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/101323.cfm
No es un pasaje muy alegre del profeta Joel. Y con las preocupantes noticias del reciente conflicto en Tierra Santa, muchos están desesperando de cualquier posibilidad de paz en Medio Oriente. Algunas personas piensan que con todos los demás problemas del mundo (es decir, la guerra en Ucrania) nos dirigimos a la Tercera Guerra Mundial. Pero como nos recuerda el salmista, es el Señor quien “juzgará al orbe con justicia”. Estamos llamados a orar, ayunar y dar siempre gracias al Señor y cantar alabanzas al nombre de Dios.
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“Ya viene el día, ardiente como un horno, y todos los soberbios y malvados serán como la paja. El día que viene los consumirá, dice el Señor de los ejércitos, hasta no dejarles ni raíz ni rama. Pero para ustedes, los que temen al Señor, brillará el sol de justicia, que les traerá la salvación en sus rayos''. (Mal 3:13-20)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/101223.cfm
El Sol de Justicia con sus rayos curativos . . . ¡Qué imagen tan consolador del reino de Dios! El 12 de octubre fue el cumpleaños de mi abuelo, Furman Nielsen Torp (1888-1967), y también de mi padre, Charles Elmer Boyd (1922-1968). ¡Que sus almas y las de todos los fieles difuntos descansen en paz!
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Entonces el Señor le dijo a Jonás: "¿Crees que hay motivo para que te enojes así por la hiedra?" Contestó él: "Sí, y tanto, que quisiera morirme". Le respondió el Señor: "Tú estás triste por una hiedra que no cultivaste con tu trabajo, que nace una noche y perece la otra. Y yo, ¿no voy a tener lástima de Nínive, la gran ciudad, en donde viven más de ciento veinte mil seres humanos que no son responsables y gran cantidad de ganado?". (Jon 4:1-11)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/101123.cfm
La misericordia y la compasión de Dios superan las de Jonás y se extienden incluso a la ciudad pagana de Nínive. Este es precisamente el mensaje que san Juan XXIII (1881-1963) enseñó a la iglesia cuando convocó el Concilio Vaticano II. Misericordia y compasión es el mismo mensaje del Papa Francisco y del Sínodo que se reúne en Roma.
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En aquel tiempo, entró Jesús en un poblado, y una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa. Ella tenía una hermana, llamada María, la cual se sentó a los pies de Jesús y se puso a escuchar su palabra. (Lc 10:38-42)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/101023.cfm
Los evangelios sinópticos guardan un extraño silencio sobre el mayor milagro de Jesús, la resurrección de Lázaro. De hecho, el pasaje del evangelio de hoy es la única mención de las hermanas Marta y María fuera del Cuarto Evangelio. Pero su hermano Lázaro no es mencionado en absoluto y tampoco su pueblo, Betania. Es una de esas preguntas intrigantes que me gustaría hacer a los escritores de los evangelios.