Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

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Entonces comprendió Elí que era el Señor quien llamaba al joven y dijo a Samuel: “Ve a acostarte, y si te llama alguien, responde: ‘Habla, Señor; tu siervo te escucha’ ”. Y Samuel se fue a acostar. De nuevo el Señor se presentó y lo llamó como antes: “Samuel, Samuel”. Éste respondió: “Habla, Señor; tu siervo te escucha”. (1 Sam 3:1-10, 19-20)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/011024.cfm
La sabiduría del anciano sacerdote Elí ayudó al joven Samuel a escuchar la voz del Señor. Me encantan las historias de la Biblia, me han acompañado toda la vida. Recuerdo cuando mi catequista de la Iglesia Bautista, la Sra. Strong, nos contó por primera vez la historia del joven Samuel durmiendo en el Templo. Yo no tendría más de cinco años. Todavía conservo la pequeña cruz que la Sra. Strong tejió a ganchillo y me regaló hace casi 70 años.

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A la mañana siguiente se levantaron temprano, y después de adorar al Señor, regresaron a su casa en Ramá. Elcaná tuvo relaciones conyugales con su esposa Ana, y el Señor se acordó de ella y de su oración. Ana concibió, dio a luz un hijo y le puso por nombre Samuel, diciendo: “Al Señor se lo pedí”. (1 Sm 1:9-20)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/010924.cfm
El salmo responsorial de hoy es el Himno de alabanza de Ana por el don de su hijo Samuel. El evangelista Lucas utilizará el himno de Ana para componer el Magnificat de María. Hoy comenzamos el Tiempo Ordinario, que toma su nombre de la palabra ordinal . . . que significa número, porque las semanas del tiempo ordinario se cuentan, así que ésta es la Primera Semana del Tiempo Ordinario. El Tiempo Ordinario se interrumpirá con la Cuaresma y la Pascua, pero después volveremos a contar las semanas hasta el Adviento.

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Juan predicaba diciendo: “Ya viene detrás de mí uno que es más poderoso que yo, uno ante quien no merezco ni siquiera inclinarme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo”. (Mc 1:7-11)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/010824.cfm
El tiempo de Navidad llega a su alegre conclusión con esta celebración del Bautismo del Señor (¡aunque en algunos países la Navidad continúa hasta el 2 de febrero!). El testimonio de Juan Bautista nos invita a alegrarnos del bautismo que Jesús nos ofrece, a ser bautizados en el fuego del Espíritu Santo. Tal vez el Señor tenga grandes expectativas puestas en nosotros, como dice Jesús: "Harán obras mayores que éstas" (Jn 14,12). Llevamos ya un buen rato de fiesta, ¡tal vez sea hora de ponernos manos a la obra para construir el Reino! ¡Hoy es el cumpleaños del Padre!

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Al ver de nuevo la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron. Después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. (Mt 2:1-12)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/010724.cfm
¿Cuál es el regalo que llevamos al Niño Dios? ¿Es sólo nuestro corazón, o también la fuerza, las manos, los pies y el cerebro? Porque si sólo le damos nuestro corazón . . . lo más probable es que pase frío, hambre y sin techo el resto del año.

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Queridos hijos: ¿Quién es el que vence al mundo? Sólo el que cree que Jesús es el Hijo de Dios . . . Dios nos ha dado la vida eterna y esa vida está en su Hijo. Quien tiene al Hijo, tiene la vida; quien no tiene al Hijo, no tiene la vida. (1 Jn 5:5-13)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/010624.cfm
Tradicionalmente, hoy es la fecha de la Epifanía que este año se traslada al domingo 7 de enero, en aquellos países que no celebran la Epifanía como día de precepto. Así que con la Virgen María seguimos guardando todas estas cosas meditándolas en nuestro corazón.