En aquel tiempo, se le acercó a Jesús un leproso para suplicarle de rodillas: “Si tú quieres, puedes curarme”. Jesús se compadeció de él, y extendiendo la mano, lo tocó y le dijo: “¡Sí quiero: sana!” Inmediatamente se le quitó la lepra y quedó limpio. (Mc 1:40-45)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/011124.cfm
La curación del leproso ocurre en el primer capítulo del evangelio que la tradición de la iglesia llama "Según Marcos". (El evangelio mismo no nos dice la identidad del escritor.) Lo notable de la curación es que Jesús toca al leproso y luego le dice a la persona que “no se lo cuentes a nadie”. En cambio, la persona lo divulga por todas partes, por lo que Jesús ya no puede "entrar abiertamente en la ciudad", sino que, como un leproso, se quedaba fuera en lugares solitarios. Sin embargo, la gente sigue “acudiendo a él de todas partes".
Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
Jueves, Semana I, Tiempo Ordinario
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