Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

- :
Otro de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: “Aquí hay un muchacho que trae cinco panes de cebada y dos pescados. Pero, ¿qué es eso para tanta gente?” Jesús le respondió: “Díganle a la gente que se siente”. Todos, pues, se sentaron ahí; y tan sólo los hombres eran unos cinco mil. Enseguida tomó Jesús los panes, y después de dar gracias a Dios, se los fue repartiendo a los que se habían sentado a comer. Igualmente les fue dando de los pescados todo lo que quisieron. (Jn 6:1-15)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/042123.cfm
La historia de la Alimentación de los 5000 es realmente la historia de “El niño con la bolsa de almuerzo”. Estoy seguro de que el niño debe haber tenido dudas antes de entregarle su bolsa de almuerzo a Jesús, pero el niño tenía fe. A veces, como Andrew, pensamos que lo que tenemos para ofrecer es demasiado pequeño ante tanta necesidad. Pero si le entregamos nuestra “bolsa de almuerzo” al Señor, mira lo que puede hacer con ella.

- :
Aquel a quien Dios envió habla las palabras de Dios, porque Dios le ha concedido sin medida su Espíritu. (Jn 3:31-36)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/042023.cfm
El Señor es generoso en el don del Espíritu, nos lo da sin medida. Necesitamos ese Espíritu para que, como los primeros discípulos, nosotros también podamos proclamar la Buena Nueva. Como el Espíritu habló a través de San Francisco de Asís: “Predica siempre, usa palabras cuando sea necesario”.

- :
Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por él. (Jn 3:16-21)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/041923%2Ccfm
Algunos han llamado a Juan 3:16 el corazón del evangelio, y tal vez lo sea. Pero sin “Ámense unos a otros como yo os he amado” (Jn 13:34), el evangelio no tiene sentido. Según Jesús, el verdadero corazón del evangelio es amar, amar a Dios y amar al prójimo. Y no es posible separarlos. Como dijo Dorothy Day, “Sólo amo a Dios tanto como amo a la persona que menos amo”.

- :
La multitud de los que habían creído tenía un solo corazón y una sola alma. (Hch 4:32-37)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/041823.cfm
“Danos, Señor, un solo corazón y una sola alma”. Hace casi 50 años, cuando estaba en el seminario, tuvimos un retiro de clase con el escritor espiritual, el padre Ed Hays. Había pasado una semana en oración en la Abadía de Getsemaní preparándose para nuestro retiro. Usaba esta frase como la oración central de nuestro tiempo juntos. Levantó una copia del Nuevo Testamento y nos dijo: “Este es nuestro manual de instrucciones”.

- :
Había un fariseo llamado Nicodemo, hombre principal entre los judíos, que fue de noche a ver a Jesús y le dijo: "Maestro, sabemos que has venido de parte de Dios, como maestro; porque nadie puede hacer los signos que tú haces, si Dios no está con él". Jesús le contestó: "Yo te aseguro que quien no renace de lo alto, no puede ver el Reino de Dios". Nicodemo le preguntó: "¿Cómo puede nacer un hombre siendo ya viejo? ¿Acaso puede, por segunda vez, entrar en el vientre de su madre y volver a nacer?" (Jn 3:1-8)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/041723.cfm
Los “malentendidos” (algunos dirían ironía) son un recurso retórico en el Cuarto Evangelio, por ejemplo, “nacer de lo alto”. Tenga en cuenta que la frase que usa Jesús NO es "nacer de nuevo". “Nacer de nuevo” es el malentendido por parte de Nicodemo que conduce a la enseñanza de Jesús en este diálogo. Somos nacidos de arriba.