Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
- :
A eso de la medianoche, Pablo y Silas estaban en oración, cantando himnos al Señor, y los otros presos los escuchaban. De pronto sobrevino un temblor tan violento, que se sacudieron los cimientos de la cárcel, las puertas se abrieron de golpe y a todos se les soltaron las cadenas. (Hechos 16:25-26)
Cuando visité a España, había iglesias con cadenas pegadas al exterior del templo. Las cadenas eran de prisioneros cristianos quienes fueron liberados durante la reconquista, o de los que habían redimidos de sus captores.
- :
En Filipos nos quedamos unos días. El sábado salimos de la ciudad y nos fuimos por la orilla del río hasta un sitio donde solían tenerse las reuniones de oración. Allí nos sentamos y trabamos conversación con las mujeres que habían acudido. Entre las que nos escuchaban, había una mujer, llamada Lidia, de la ciudad de Tiatira, comerciante en púrpura, que adoraba al verdadero Dios. El Señor le tocó el corazón para que aceptara el mensaje de Pablo. Después de recibir el bautismo junto con toda su familia, nos hizo esta súplica: “Si están convencidos de que mi fe en el Señor es sincera, vengan a hospedarse en mi casa”. Y así, nos obligó a aceptar. (Hechos 16:13-15)
Me gusta la historia de Lidia. ¡Qué mujer tan fuerte! Este pasaje es el primero de los pasajes de nosotros en los Hechos de los Apóstoles. Lidia y su familia son los primeros conversos de San Pablo en Europa. Me acuerdo de mi visita al Bautisterio de Santa Lidia en Filipos. Nos lavamos los pies en el río donde ella fue bautizada.
- :
Jesús dijo a sus discípulos: “Al que me ama a mí, lo amará mi Padre, yo también lo amaré y me manifestaré a él”. (Jn 14:21)
Muchas veces pensamos que la revelación consiste en un conjunto de secas propuestas para creer. Pero el Cuarto Evangelio según San Juan, tiene otra idea. La revelación es el fruto del Amor. No es una rutina tratando de convencerme de la verdad de algo que no puedo entender. Más bien, la revelación habla del Amor íntimo. Ser amado por el Padre y por el Señor Resucitado involucra un conocimiento de no propuestas secas, sino conocer a una persona. Es completamente diferente tipo de conocimiento—no de cosas, mas bien de una persona . . . quien se entregó a si mismo por nuestra salvación.
- :
Por la noche, Pablo tuvo una aparición: vio a un macedonio, que de pie ante él, le rogaba: “¡Ven a Macedonia y ayúdanos!” Después de esta visión, determinamos salir para Macedonia, convencidos de que Dios nos llamaba a predicar allí el Evangelio. (Hechos 16:9-10)
A veces las visiones en la noche nos ofrecen un futuro que no podríamos imaginar. La visión de San Pablo lo llamó a Macedonia—el antiguo hogar de Alejandro Magno. Y de repente la Cristiandad estaba saliendo del Medio Oriente, y poco a poco llegando al Oeste y eventualmente a Roma misma, cumpliendo las palabras de Jesús: “Me serán testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra”. (Hechos 1:8)
- :
‘El Espíritu Santo y nosotros hemos decidido no imponerles más cargas que las estrictamente necesarias. A saber: que se abstengan de la fornicación y de comer lo inmolado a los ídolos, la sangre y los animales estrangulados. Si se apartan de esas cosas, harán bien’. Los saludamos”. Los enviados se despidieron y cuando llegaron a Antioquía, reunieron a la comunidad cristiana y les entregaron la carta. Al leer aquellas palabras alentadoras, todos se llenaron de júbilo. (Hechos 15:28-31)
La cuestión de los Gentiles es la cuestión central de la iglesia primitiva. Fue más importante por el ministerio de San Pablo con los Gentiles—personas que no sabían nada de la Ley Judía ni de las consecuencias para la vida diaria. El problema central fue la circuncisión—se puede hacerla con un bebé varoncito—pero con un adulto, no. Y según la carta, la circuncisión no es “una carga necesaria” y “todos se llenaron de júbilo”.