Por esos días, vino Jesús desde Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán. Al salir Jesús del agua, vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en figura de paloma, descendía sobre él. Se oyó entonces una voz del cielo que decía: “Tú eres mi Hijo amado; yo tengo en ti mis complacencias”.
(Mc 1:7-11)
El Bautismo del Señor marca el inicio del ministerio público de Jesús en los evangelios sinópticos: Marcos, Mateo y Lucas. En el calendario litúrgico actual, la Fiesta del Bautismo de Jesús marca el final de la temporada navideña. La revelación de Jesús como el Hijo Amado se conecta con nuestro propio bautismo en el que nos convertimos en los amados hijos de Dios. La foto de hoy es de la Iglesia del Espíritu Santo en Cuernavaca, México.