Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

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Ya no son ustedes extranjeros ni advenedizos; son conciudadanos de los santos y pertenecen a la familia de Dios, porque han sido edificados sobre el cimiento de los apóstoles y de los profetas, siendo Cristo Jesús la piedra angular.
Sobre Cristo, todo el edificio se va levantando bien estructurado, para formar el templo santo del Señor, y unidos a él también ustedes se van incorporando al edificio, por medio del Espíritu Santo, para ser morada de Dios.
(Efe 2:19-22)
¡Qué imagen de nuestra dignidad! Pertenecemos a la familia de Dios.

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Somos hechura de Dios, creados por medio de Cristo Jesús para hacer el bien.
(Efe 2:10)
Obra maestra de Dios . . . ¡guau! Pues, lo somos. A veces, la Madre Naturaleza hace errores, pero Dios nunca jamás.
Hoy es la fiesta de los mártires de América del Norte: San René Goupil (1642), San Isaac Jogues (1646), San Jean de Lalande (1646), San Antoine Daniel (1648), San Jean de Brébeuf (1649), San Noël Chabanel (1649), San Charles Garnier (1649), y San Gabriel Lalemant (1649). Eran de Francia y misioneros a los indígenas de América del Norte. Hay una película, llamada Black Robe (Manto Negro) (1991), que cuenta la historia desafiante de los misioneros.

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Pablo, Silvano y Timoteo deseamos la gracia y la paz a la comunidad cristiana de los tesalonicenses, congregada por Dios Padre y por Jesucristo, el Señor.
(1 Tes 1:1)
Las Cartas forman una gran parte de las Escrituras cristianas, especialmente las cartas de San Pablo. Lo maravilloso es que las cartas han sobrevivido casi 2,000 años. Lo sobrevivieron porque la pequeña comunidad de Tesaloniki apreció la carta que ellos habían recibido, y sacaron una copia, y luego enviaron la copia a las otras comunidades cercanas—como una carta de cadena. Y si las otras comunidades recibieron una carta, ellos sacaron copia y la pegaron a la carta de los Tesalonicenses . . . y muy pronto, había una cadena de cartas sembradas por el mundo mediterráneo. Y así llegaron a nosotros.
La foto es Tesaloniki de hoy.

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Jesús dijo a sus discípulos: “Yo les aseguro que a todo aquel que me reconozca abiertamente ante los hombres, lo reconocerá abiertamente el Hijo del hombre ante los ángeles de Dios.”
(Lc 12:8)
San Ignacio fue martirizado en Roma en 117 d.c. En la Carta a los Romanos, San Ignacio dijo:
Soy el trigo de Dios, y soy molido por las dentelladas de las fieras, para que pueda ser hallado pan puro [de Cristo].

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R/. ¡Feliz el pueblo que el Señor se eligió como herencia!
¡Feliz la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que Él se eligió como herencia!
El Señor observa desde el cielo y contempla a todos los hombres.
R/. ¡Feliz el pueblo que el Señor se eligió como herencia!
(Salmo 32)
Como nos dice la Carta a los Efesios, Dios nos escogió en Cristo. Pues, ¿porqué es difícil creerlo? Muchos piensan que Dios nos escoge con condiciones—Dios nos amaría si no hagamos eso o aquello. O Dios nos amaría si no fuéramos lo que somos. La verdad es que nosotros también fuimos bautizados . . . y eso significa que, de veras, Dios nos ha escogido, y no se lo puede cambiar.
Hoy es la fiesta de Santa Margarita María Alacoque. Dios la escogió para promover la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.