Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

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Queridos hijos: Amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama, no conoce a Dios, porque Dios es amor. El amor que Dios nos tiene se ha manifestado en que envió al mundo a su Hijo unigénito, para que vivamos por él. El amor consiste en esto: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó primero y nos envió a su Hijo, como víctima de expiación por nuestros pecados. (1 Jn 4:7-10)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/010725.cfm
Una de las declaraciones más radicales de nuestra fe es que Dios es amor. Por supuesto, hemos estado tratando de eludir esa afirmación durante 2.000 años. Porque si Dios es amor, entonces tal vez necesitemos tratarnos unos a otros con mucha más compasión. ¿Cómo sería la iglesia si realmente creyéramos que Dios es amor?

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Éste es su mandamiento: que creamos en la persona de Jesucristo, su Hijo, y nos amemos los unos a los otros, conforme al precepto que nos dio. Quien cumple sus mandamientos permanece en Dios y Dios en él. En esto conocemos, por el Espíritu que él nos ha dado, que él permanece en nosotros. (1 Jn 3:22-4:6)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/010625.cfm
“Creer en el Señor y amar unos a otros” es un consejo bastante bueno. La fe no se ha vuelto más fácil en 2.000 años. Sin embargo, todavía nos regocijamos en el Verbo hecho carne y buscamos cumplir su mandato.

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Después de oír al rey, los magos se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto surgir, comenzó a guiarlos, hasta que se detuvo encima de donde estaba el niño. Al ver de nuevo la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron. Después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. (Mt 2:1-12)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/010525.cfm
¿Cuál será el regalo que ofrecemos? Además del oro, el incienso y la mirra, tal vez deberíamos considerar ofrecer reconciliación, justicia y paz. Entonces, tal vez, todos podríamos seguir la Estrella juntos como hermanas y hermanos, miembros de una sola familia. El villancico colombiano de hoy es Los Reyes Magos.

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En aquel tiempo, estaba Juan el Bautista con dos de sus discípulos, y fijando los ojos en Jesús, que pasaba, dijo: “Éste es el Cordero de Dios”. Los dos discípulos, al oír estas palabras, siguieron a Jesús. (Jn 1:35-42)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/010425.cfm
Al igual que Juan el Bautista, la tarea de la iglesia es señalar al “Cordero de Dios” e invitar a otros a seguirlo. Santa Isabel Ana Seton (1774-1821) es considerada la fundadora de los programas y escuelas de educación religiosa católica en los Estados Unidos.

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Miren cuánto amor nos ha tenido el Padre, pues no sólo nos llamamos hijos de Dios, sino que lo somos. Si el mundo no nos reconoce, es porque tampoco lo ha reconocido a él. Hermanos míos, ahora somos hijos de Dios. (1Jn 2:29-3:6)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/010325.cfm
Los antiguos Padres y Madres de la Iglesia nos dicen: El Hijo de Dios se hizo Hijo del Hombre para que los hombres y las mujeres pudieran llegar a ser hijos e hijas muy amados de Dios. Que nuestra dignidad de hijos de Dios siga llenando de alegría nuestros corazones. Hoy tenemos un villancico afrocolombiano.