Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
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“Se acercan los días, dice el Señor, en que cumpliré la promesa que hice a la casa de Israel y a la casa de Judá. En aquellos días y en aquella hora, yo haré nacer del tronco de David un vástago santo, que ejercerá la justicia y el derecho en la tierra. Entonces Judá estará a salvo, Jerusalén estará segura y la llamarán ‘el Señor es nuestra justicia’ ”. (Jeremías 33:14-16)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/120124.cfm
Este año se cumple el 30º aniversario de la fundación del Ministerio contra el SIDA Caring Hearts cuando yo era párroco de la parroquia de Santa Juana de Arco en Asheville, Carolina del Norte. Recordamos con amor a todos aquellos que hemos perdido. Al comenzar esta temporada de Adviento, nos preparamos para la venida del Señor que nos traerá justicia. Que esta temporada nos recuerde que nuestra ayuda viene del Señor, que hizo el cielo y la tierra (Salmo 121).

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Porque no hay distinción entre judíos y los que no lo son: todos tienen el mismo Señor, que colma de bienes a quienes lo invocan. Ya que “todo el que invoque el Nombre del Señor se salvará”. Pero, ¿cómo invocarlo sin creer en Él? ¿Y cómo creer, sin haber oído hablar de Él? ¿Y cómo oír hablar de Él, si nadie lo predica? ¿Y quiénes predicarán, si no se los envía? Como dice la Escritura: “¡Qué hermosos son los pasos de los que anuncian buenas noticias!” (Rom 10:9-18)
https://www.eucaristiadiaria.cl/dia_cal.php?fecha=2024-11-30
Pasos hermosos! Eso es lo que queremos al llevar las buenas nuevas. Porque somos discípulos misioneros proclamando el amor incondicional del Señor sin distinción como lo hizo San Andrés junto con su hermano San Pedro.

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Luego vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían desaparecido y el mar ya no existía. También vi que descendía del cielo, desde donde está Dios, la ciudad santa, la nueva Jerusalén, engalanada como una novia que va a desposarse con su prometido. (Apoc 20:1-4, 11-21:2)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/112924.cfm
¡Un cielo nuevo, una tierra nueva, una ciudad nueva, un nosotros nuevo! Llegamos a la conclusión de nuestra lectura del Libro del Apocalipsis con la visión de que todas las cosas renovadas en Cristo. Llegamos también a la conclusión del año litúrgico preparándonos para la Venida del Señor.

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Uno de ellos, al ver que estaba curado, regresó, alabando a Dios en voz alta, se postró a los pies de Jesús y le dio las gracias. Ése era un samaritano. Entonces dijo Jesús: “¿No eran diez los que quedaron limpios? ¿Dónde están los otros nueve? ¿No ha habido nadie, fuera de este extranjero, que volviera para dar gloria a Dios?” Después le dijo al samaritano: “Levántate y vete. Tu fe te ha salvado”. (Lc 17:11-19)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/112824-thanksgiving.cfm
Los diez leprosos fueron limpiados, pero sólo uno se salvó: el que regresó para dar gracias. Que importante es dar gracias por todos los dones que hemos recibido. Hoy es el Día de Acción de Gracias en Estados Unidos y también en mi rinconcito de Colombia con miembros de mi familia colombiana. El menú de hoy: pavo y relleno con salsa de arándanos, la receta de repollo morado de mi abuela, batatas, ensalada verde con almendras y un postre colombiano: ¡buñuelos y natilla! Le doy gracias al Señor por el don de la familia y de los amigos, ¡el don de todos ustedes!

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Los vencedores, con las cítaras que Dios les había dado, cantaban el cántico de Moisés, el siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: “Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios todopoderoso; justo y verdadero tu proceder, rey de las naciones. ¿Quién no te respetará, Señor? ¿Quién no te alabará? Ya que sólo tú eres santo, y todas las naciones vendrán a adorarte, porque tus justas sentencias han quedado patentes”. (Apoc 15:1-4)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/112724.cfm
La liturgia del cielo continúa con el Canto del Cordero. Crecí en una iglesia donde la música era importante. Incluso canté en el coro de niños. Y todavía puedo recordar las canciones que cantábamos. La música es una manera de llegar a Dios. Como dice el himno: "¡Alzcen todas las voces y canten, hasta que suenen la tierra y el cielo!"