Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
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Bajó la hija del faraón a bañarse en el río, y mientras sus doncellas se paseaban por la orilla, vio la canastilla entre los juncos y envió a una criada para que se la trajera. La abrió y encontró en ella un niño que lloraba. Se compadeció de él y exclamó: “Es un niño hebreo”. El niño creció y (la madre) se lo llevó entonces a la hija del faraón, que lo adoptó como hijo y lo llamó Moisés, que significa: “De las aguas lo he sacado”. (Exodo 2:1-15)
La historia de Moisés en la espadaña es el comienzo de la gran historia de salvación y liberación. Y como todas esas historias, el comienzo puede ser muy simple pero universal, una madre que intenta proteger a su hijo, que trata de darle a su hijo un mañana mejor.
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El que recibe a un profeta por ser profeta, recibirá recompensa de profeta; el que recibe a un justo por ser justo, recibirá recompensa de justo. (Mt 10:34-11:1)
Uno de mis directores espirituales favoritos fue el padre Joe McCloskey, S.J. (1932-2016). Él siempre enseñó el atajo a la santidad: al reconocer los dones de los demás, ¡podemos reclamar su recompensa! En un mundo en el que necesitamos todos los atajos que podamos conseguir, ¡no es una mala forma de vivir!
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Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en él
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en Cristo, antes de crear el mundo,
para que fuéramos santos
e irreprochables a sus ojos, por el amor. (Efe 1:3-14)
Elegido y bendecido por el amor. . . eso es lo que somos. Quizás eso es lo que se quiere decir con "bendición original". A veces olvidamos que antes de que hubiera una historia de pecado en el mundo, había una historia de gracia. Y la gracia de Dios que nos elige y nos bendice nos eleva en un amor que nunca se acaba.
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¿No es verdad que se venden dos pajarillos por una moneda? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae por tierra si no lo permite el Padre. En cuanto a ustedes, hasta los cabellos de su cabeza están contados. Por lo tanto, no tengan miedo, porque ustedes valen mucho más que todos los pájaros del mundo. (Mt 10:24-33)
Como dice la vieja canción, "Su ojo está en el gorrión, y sé que cuida de mí".
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Jacob mandó a Judá por delante para que le avisara a José y le preparara un sitio en la región de Gosén. Cuando ya estaban por llegar, José enganchó su carroza y se fue a Gosén para recibir a su padre. Apenas lo vio, corrió a su encuentro y, abrazándolo largamente, se puso a llorar. Jacob le dijo a José: “Ya puedo morir tranquilo, pues te he vuelto a ver y vives todavía”.
(Gén 46:1-7, 28-30)
Una reunión largamente esperada entre un padre y un hijo, más de 10 años en algunos casos, bueno, ¡no hay nada mejor que eso!