Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
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Los mandamientos que ordenan: “No cometerás adulterio, no robarás, no matarás, no darás falso testimonio, no codiciarás” y todos los otros, se resumen en éste: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, pues quien ama a su prójimo no le causa daño a nadie. Así pues, el cumplimiento pleno de la ley consiste en amar. (Rom 13:8-10)
Siempre que aparezca “Ama a tu prójimo” en las Escrituras, pensarías que ya habríamos aprendido la lección. ¡Gracias a Dios por San Martín de Porres! San Martín nos enseña que cuidar de los demás, sin importar su raza, es de lo que se trata el amor.
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Las almas de los justos están en las manos de Dios
y no los alcanzará ningún tormento. (San 3:1-9)
LUX AETERNA
Lux aeterna luceat eis,
Domine, cum sanctis tuis in aeternum,
quia pius es.
Requiem aeternam dona eis,
Domine, et lux perpetua luceat eis.
Que la luz eterna brille sobre ellos, oh Señor,
con tus santos para siempre,
porque eres amable.
Dales descanso eterno, oh Señor,
y que la luz eterna brille sobre ellos;
con tus santos para siempre,
porque tú eres misericordioso.
(Texto litúrgico, música de Elgar)
La foto de hoy es de la parcela de mi familia en Magnolia Cemetery, Mobile, Alabama.
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"Amén. La alabanza, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, el honor, el poder y la fuerza, se le deben para siempre a nuestro Dios”. (Apoc 7:2-4,9-14)
La fiesta de la Jerusalén celestial nos invita a recordar y dar gracias a Dios por todos los hombres y mujeres santos que han tocado nuestras vidas y nos han precedido.
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En aquel tiempo, uno de los escribas se acercó a Jesús y le preguntó: “¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?” Jesús le respondió: “El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay ningún mandamiento mayor que éstos”. (Mc 12::28b-34)
La pregunta tramposa sobre el mandamiento más grande se responde cuando Jesús relaciona el amor de Dios con el amor al prójimo y dice que son la misma cosa. Y hemos estado luchando con esta enseñanza desde entonces.
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Hermanas y hermanos: Yo les pregunto: ¿Acaso Dios ha rechazado a su pueblo? De ninguna manera. Pues yo también soy israelita, descendiente de Abraham y de la tribu de Benjamín. Dios no ha rechazado a su pueblo, pues él mismo lo eligió. Porque Dios no se arrepiente de sus dones ni de su elección. (Rom 11:1-2a,11-12,25-29)
Qué difícil es para algunas personas aceptar la clara enseñanza de San Pablo sobre el pueblo judío . . . y del Concilio Vaticano II en NOSTRA AETATE (1965).