Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
- :
R. ¡Dichosa tú, Virgen María, porque llevaste en tu seno al Hijo del eterno Padre!
Mi alma glorifica al Señor
y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi Salvador,
porque puso sus ojos en la humildad de su esclava. R.
R. ¡Dichosa tú, Virgen María, porque llevaste en tu seno al Hijo del eterno Padre!
(Lc 1:46-55)
Glorificar la grandeza del Señor . . . cantar las alabanzas de Dios. No es solo para el cielo . . . podemos cantar ahora. Hoy es la fiesta de la Presentación de la Virgen María. De esta fiesta sale la costumbre de la presentación de niños de tres años al Señor.
- :
“Está escrito: Mi casa es casa de oración; pero ustedes la han convertido en cueva de ladrones”.
(Lc 19:45-48)
A veces la iglesia no es casa de oración. Tengo un amigo, Patrick. Patrick estaba bebiendo en un bar en el centro de Asheville. Un conocido no cristiano se acercó y le dijo que un amigo acaba de fallecer. Y después le preguntó a Patrick, “¿Tu eres católico?” Patrick le contestó, “Claro que sí.” Entonces el otro le preguntó, “¿Que hay de prender una vela?” Patrick le explicó sobre la costumbre de prender una vela y hacer una oración. El otro le pidió, “¿Podemos prender una vela para nuestro amigo difunto?” Patrick le dijo que sí y le guió a la Basílica de San Lorenzo. Entraron y prendieron una velita y se arrodillaron para rezar. Y una señora de la Basílica se acercó y les dijo, “¡Cincuenta centavos por la vela!” Sí, la iglesia necesitaba los cincuenta centavos por la vela . . . y ellos iban a dar mucho más que los cincuenta centavos, pero se perdió el momento.
- :
Y al tomar el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron ante el Cordero, con sus cítaras y sus copas de oro llenas de incienso, que significan las oraciones de los santos. Y se pusieron a cantar un cántico nuevo, diciendo:
“Tú eres digno de tomar el libro
y de abrir sus sellos,
porque fuiste sacrificado
y con tu sangre compraste para Dios
hombres de todas las razas y lenguas,
de todos los pueblos y naciones,
y con ellos has constituido un reino de sacerdotes,
que servirán a nuestro Dios y reinarán sobre la tierra”.
(Apocalypse 5:1-10)
¡Guau—que visión del Cordero! Y también un cántico NUEVO. Cuando estudiaba en la Universidad Vanderbilt, yo ayudaba en una parroquia. Celebraba la Misa de las 7:00 am todos los domingos. Había un diácono para ayudarme . . . pero NO música. El diácono me dijo: “Padre, esta es la Misa callada”. Pues, no quería celebrar Misa sin música . . . pero lo acepté . . . hasta el domingo de Pascua. Entonces le advertí al diácono que íbamos a cantar aunque a solas. Y cantamos mucho y la gente asustada. Las personas que quieren un cielo callado van a ser decepcionadas. ¡En el cielo habrá mucha música . . . y con NUEVOS cánticos para aprender!
- :
En el centro, alrededor del trono, había cuatro seres vivientes, llenos de ojos por delante y por detrás. El primer ser viviente se parecía a un león; el segundo, a un toro; el tercero tenía cara de hombre, y el cuarto parecía un águila en vuelo. Y no se cansaban de repetir día y noche: “Santo, santo, santo es el Señor, Dios todopoderoso, el que era, el que es y el que ha de venir”.
Los veinticuatro ancianos se postraban delante del que está sentado en el trono, adoraban al que vive por los siglos de los siglos, y depositaban sus coronas ante el trono, diciendo:
“Señor y Dios nuestro,
tú mereces recibir la gloria, el honor y el poder,
porque tú has creado todas las cosas:
tú has querido que ellas existieran y fueron creadas”.
(Apoc 4:1-11)
La visión de los cuatro seres vivientes es muy conocida. Los símbolos de los cuatro evangelios salen de este pasaje: Mateo, el hombre; Marcos, el león; Lucas, el toro; Juan, el águila. El ambiente litúrgico nos ayuda a entender la frecuencia de himnos en este libro. La Liturgia de San Juan Crisóstomo nos recuerda: “Nosotros que representamos místicamente a los querubines y cantamos el himno tres veces santo a la vivificante Trinidad, desprendámonos en este momento de todas las preocupaciones de este mundo. Para recibir al Rey de todas las cosas, invisiblemente escoltado por los ejércitos angélicos, Aleluya, Aleluya, Aleluya”. La foto de hoy es la Basílica de San Pablo Extra Muros en Roma.
- :
‘Conozco tus obras: no eres ni frío ni caliente. Ojalá fueras frío o caliente. Pero porque eres tibio y no eres ni frío ni caliente, estoy a punto de vomitarte de mi boca. Dices que eres rico, que has acumulado riquezas y que ya no tienes necesidad de nada, pero no sabes que eres un desdichado, miserable, pobre, ciego y desnudo.
Mira que estoy aquí, tocando la puerta.
(Apoc 3:1-6,14-22)
A todos nos gusta la imagen del Señor tocando la puerta . . . y normalmente ignoramos los otros versículos: “estoy a punto de vomitarte de mi boca” y “eres un desdichado, miserable, pobre, ciego y desnudo”. Por supuesto, no nos vemos a nosotros como el Señor nos ve. Vivimos con muchas ilusiones y delirios de grandeza, y algunos están enamorados de ellos. Hoy es la fiesta de Santa Isabel de Hungría que no tenía miedo de verse a si misma en el espejo y pasar su vida ayudando a los pobres.