Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
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Después de que Jananías había roto el yugo del cuello del profeta Jeremías, el Señor le habló a éste y le dijo: “Ve y dile a Jananías: ‘Esto dice el Señor: Has roto un yugo de madera, pero yo lo sustituiré por uno de hierro. (Jer 28:12-13)
Dos profetas peleando en la Casa del Señor . . . el pueblo debía estar un poquito confundido. Y más, el profeta Jeremías llevando un yugo de madera en su cuello . . . todos estaban dando carcajadas, especialmente cuando el profeta Jananías quitó el yugo del cuello de Jeremías y lo rompió. Pero un yugo de madera es reemplazado con un yugo de hierro . . . y nadie está carcajeando jamás.
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Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, y mirando al cielo, pronunció una bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos para que los distribuyeran a la gente. Todos comieron hasta saciarse. (Mt 14:19-20)
¡Qué banquete tenemos en las lecturas de la Misa de hoy: la invitación de Isaías al agua, la declaración de San Pablo que nada puede apartarnos del amor de Cristo, y la alimentación de los 5,000 de San Mateo! La Alimentación de los 5,000 es una de muchas historias de las comidas con Jesús. El Ministerio de la Mesa es el centro del ministerio de Jesús. Este ministerio se refleja en todas las historias de comidas con Jesús y culmina en San Mateo con la Última Cena. En el Libro del Apocalipsis el Ministerio de la Mesa se culmina en el Banquete de Bodas del Cordero (Apoc 19:9). La conexión con la Eucaristía es intencional. El evangelista usa los mismos verbos en la Alimentación de los 5,000 y la Última Cena: tomar, bendecir, partir y dar:
Mientras comían, Jesús tomó pan, y habiéndolo bendecido, lo partió, y dándoselo a los discípulos, dijo: “Tomen, coman; esto es Mi cuerpo”. (Mt 26:26)
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SALMO RESPONSORIAL
R. Defiéndeme y ayúdame, Dios mío. Se alegrarán al verlo los que sufren; quienes buscan a Dios tendrán más ánimo, porque el Señor jamás desoye al pobre, no olvida al que se encuentra encadenado. R. Defiéndeme y ayúdame, Dios mío. (Salmo 68)
El Señor jamás desoye al pobre . . . ¡qué importante son los salmos en la iglesia! El Libro de Salmos es el original libro de cantos del templo. Eso significa que los salmos deben ser cantados, no recitados. Aunque la música original no nos ha llegado, la letra sí. Cada edad y cultura de la iglesia han adoptado los salmos. Los músicos, los compositores y los cantantes hacen lindas melodías con estos antiguos cantos. El mensaje de los salmos sigue sonando.
Hoy es la fiesta de San Alfonso de Ligorio, el fundador de los redentoristas. Como muchos fundadores religiosos, San Alfonso escribió una meditación para el Vía Crucis. Cada reflexión termina:
Te amo, oh Jesús mi amor, me arrepiento de mis pecados. Ayúdame a nunca más pecar y amarte siempre y hacer tu voluntad.
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En aquel tiempo, Jesús llegó a su tierra y se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal forma, que todos estaban asombrados y se preguntaban: “¿De dónde ha sacado éste esa sabiduría y esos poderes milagrosos? ¿Acaso no es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama María su madre y no son sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿Qué no viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde, pues, ha sacado todas estas cosas?” Y se negaban a creer en él. Entonces, Jesús les dijo: “Un profeta no es despreciado más que en su patria y en su casa”. Y no hizo muchos milagros allí por la incredulidad de ellos. (Mt 13:54-58)
Los hermanos y las hermanas de Jesús—para algunos es un punto de consternación, mas bien no para el evangelio. Además es un insulto común—están atacando a la familia de Jesús por nombre. San Ignacio también recibía insultos y la burla de la gente. Solía sentarse en la Basílica de Santa María del Mar en Barcelona y pedir limosnas. Pero el escalón donde se sentaba ya es una capilla en su honor.
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Esto es lo que el Señor me dijo: “Jeremías, ve a la casa del alfarero y ahí te haré oír mis palabras”. Fui, pues, a la casa del alfarero y lo hallé trabajando en su torno. Cuando se le estropeaba la vasija que estaba modelando, volvía a hacer otra con el mismo barro, como mejor le parecía. Entonces el Señor me dijo: “¿Acaso no puedo hacer yo con ustedes, casa de Israel, lo mismo que hace este alfarero? Como está el barro en las manos del alfarero, así ustedes, casa de Israel, están en mis manos”. (Jer 18:1-6)
Una figura llamativa del Profeta Jeremías—el torno de alfarero. Somos barro en la manos de Dios—tal vez no haya terminado con nosotros, aún no.