Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
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Ustedes saben, filipenses, que al comenzar a predicar el Evangelio, cuando salí de Macedonia, ninguna comunidad cristiana, fuera de ustedes, me brindó una ayuda económica a cambio de lo que habían recibido de mí . . . . Tengo de sobra con lo que Epafrodito me entregó de parte de ustedes, y que es para Dios ofrenda y sacrificio que él acepta con agrado. Y mi Dios, con su infinita riqueza, remediará con esplendidez todas sus necesidades, por medio de Cristo Jesús.
(Flp 4:15,18-19)
¡Qué importante esta pequeña comunidad de Filipos para el ministerio de San Pablo. Y San Pablo es muy agradecido por el dinero que la comunidad le regaló. Y nosotros somos muy agradecidos que la mamá de San Pablo le enseñó sus modales—porque ahora tenemos esta antigua carta de agradecimiento en nuestra Biblia. La foto de hoy es un papiro antiguo de la Carta a los Filipenses.
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Hermanos míos, a quienes tanto quiero y extraño: ustedes, hermanos míos amadísimos, que son mi alegría y mi corona, manténganse fieles al Señor.
(Flp 4:1)
San Pablo habla efusivamente de la comunidad de Filipos. Pero “hermanos míos amadísimos” y “mi alegría y mi corona” dicen todo. “Mantenernos fieles al Señor” es nuestra esperanza. La foto de hoy es el Bautisterio de la Basílica Octagonal en Filipos.
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En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharlo; por lo cual los fariseos y los escribas murmuraban entre sí: “Este recibe a los pecadores y come con ellos”.
(Lc 15:1-2)
A veces no recordamos de que los fariseos y los escribas son buenos creyentes de la iglesia. Pero, por supuesto, los buenos de la iglesia son los primeros en quejarse cuando los pecadores lleguen a la mesa. “Este recibe a los pecadores y come con ellos” es uno de los más antiguos recuerdos que la iglesia tiene de la Eucaristía.
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Así, el día de la venida de Cristo, yo me sentiré orgulloso al comprobar que mis esfuerzos y trabajos no han sido inútiles. Y aunque yo tuviera que derramar mi sangre para que ustedes siguieran ofreciendo a Dios la ofrenda sagrada de su vida de fe, me sentiría feliz y me regocijaría con todos ustedes. Y ustedes, por su parte, alégrense y regocíjense conmigo.
(Flp 2:16-18)
Sentir feliz en derramar la sangre en servicio a los demás . . . ese sentimiento no es muy común entre nosotros. Pero durante esta pandemia lo hemos visto en la vida de los trabajadores de salud que han entregado sus vidas cuidando de los sufriendo de Covid-19. Debido a la pandemia, muchas familias no podían estar con sus enfermos en hospital, pero los trabajadores de salud estaban allí tocando sus manos mientras nuestros seres queridos fallecían.
Hoy es la fiesta de San Carlos Borromeo que organizó la iglesia para cuidar de los víctimas de la plaga.
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Tengan los mismos sentimientos
que tuvo Cristo Jesús,
el cual, siendo Dios,
no consideró que debía aferrarse
a las prerrogativas de su condición divina,
sino que, por el contrario, se anonadó a sí mismo
tomando la condición de siervo . . . .
(Flp 2:5-7)
Martín de Porres (1579-1639) era un hombre de piel morena, hijo natural de un caballero español y de una madre negra. Nació en Lima. En 1603 hizo la profesión solemne como Hermano cooperador en el Convento de Nuestra Señora del Rosario, de los dominicos de Lima, ejerciendo funciones de enfermero. Fue llamado “Martín de los pobres” y “Padre del consuelo de los afligidos”, por su misericordia hacia los necesitados. Mi mamá querida trabajó en el Hospital Beato Martín de Porres en Mobile, Alabama. Cuando Martín fue canonizado en 1962, las Hermanas de la Misericordia cambiaron el letrero a “San” Martín de Porres. Pero las nuevas letras eran más brillante que las viejas . . . por eso, el “San” fue muy prominente. Martín de Porres es el santo patrono de la Justicia Social, de los trabajadores de salud, de los enfermos, de los barrenderos y de la limpieza pública.
La foto de hoy es del Hospital con el Arzobispo de Mobile, Mons. Thomas Toolen, y el Obispo de Ghana, Mons. Joseph Bowers.