Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
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Después de escuchar las palabras del ángel, las mujeres se alejaron a toda prisa del sepulcro, y llenas de temor y de gran alegría, corrieron a dar la noticia a los discípulos. Pero de repente Jesús les salió al encuentro y las saludó. Ellas se le acercaron, le abrazaron los pies y lo adoraron. Entonces les dijo Jesús: “No tengan miedo. Vayan a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allá me verán”. (Mt 28:8-15)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/041822.cfm
¡Qué importantes son las mujeres portadoras de especias! Son los primeros en recibir la buena noticia y en tener un encuentro con el Señor Resucitado. El Papa Francisco, en su homilía en la Misa de la Vigilia Pascual, habló sobre las mujeres portadoras de especias. El Papa dijo: “Dejémonos tomar de la mano por las mujeres del Evangelio, para descubrir con ellas la manifestación de la luz de Dios que brilla en las tinieblas del mundo”. Las mujeres, dijo, se distinguen por tres acciones: “Ven, escuchan, anuncian. Con estas tres acciones entramos también nosotros en la Pascua del Señor”.
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En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo: “Nosotros somos testigos de cuanto Jesús hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de la cruz, pero Dios lo resucitó al tercer día y concedió verlo, no a todo el pueblo, sino únicamente a los testigos que él, de antemano, había escogido: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de que resucitó de entre los muertos. Él nos mandó predicar al pueblo y dar testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos. El testimonio de los profetas es unánime: que cuantos creen en él reciben, por su medio, el perdón de los pecados’’. (Hch 10: 34a. 37-43)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/041722.cfm
¡Cristo ha resucitado! ¡De veras resucitó el Señor! ¡¡Aleluya, Aleluya!! ¡FELICES PASCUAS!
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El primer día después del sábado, muy de mañana, llegaron las mujeres al sepulcro, llevando los perfumes que habían preparado. Encontraron que la piedra ya había sido retirada del sepulcro y entraron, pero no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. Estando ellas todas desconcertadas por esto, se les presentaron dos varones con vestidos resplandecientes. Como ellas se llenaron de miedo e inclinaron el rostro a tierra, los varones les dijeron: “¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí; ha resucitado. Recuerden que cuando estaba todavía en Galilea les dijo: ‘Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores y sea crucificado y al tercer día resucite’ ”. Y ellas recordaron sus palabras. (Lc 24:1-12)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/0421622.cfm
¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros! ¡Qué incomparable ternura y caridad! ¡Para rescatar al esclavo entregaste al Hijo!Necesario fue el pecado de Adán, que ha sido borrado por la muerte de Cristo. ¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!—Pregón Pascual ¡FELICES PASCUAS!
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Sobre la casa real de David y los habitantes de Jerusalén derramaré un espíritu de gracia y de súplica, y entonces pondrán sus ojos en mí. Harán lamentación por el que traspasaron, como quien hace lamentación por su hijo único; llorarán amargamente, como quien llora por su primogénito. (Zac 12:10)
https://www.vatican.va/spirit/documents/spirit_20010414_omelia-sabato-santo_sp.html
“¿Qué es lo que hoy sucede? Un gran silencio envuelve la tierra; un gran silencio porque el Rey duerme”—De una homilía antigua sobre el grande y santo Sábado. Entramos en este silencio llevando con nosotros todos los dolores de este mundo, los dolores de los hambrientos, de los olvidados, de los abandonados; la angustia de aquellos que han perdido a sus seres queridos en la guerra; el dolor de los desplazados que han perdido hogar; y el terrible precio de una pandemia agotadora que nunca termina. Sin embargo, en este silencio esperamos.
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No vimos en él ningún aspecto atrayente; despreciado y rechazado por los hombres, varón de dolores, habituado al sufrimiento; como uno del cual se aparta la mirada, despreciado y desestimado. Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo tuvimos por leproso, herido por Dios y humillado, traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Él soportó el castigo que nos trae la paz. Por sus llagas hemos sido curados. (Is 52:13-53:12)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/041522.cfm
"¡Oh! A veces me hace temblar, temblar, temblar . . . ¿Estabas allí cuando crucificaron a mi Señor?” Rezamos por todos que han muerto en la guerra en Ucrania.