Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
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Yo recibí del Señor lo mismo que les he trasmitido: que el Señor Jesús, la noche en que iba a ser entregado, tomó pan en sus manos, y pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: “Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía”. Lo mismo hizo con el cáliz después de cenar, diciendo: “Este cáliz es la nueva alianza que se sella con mi sangre. Hagan esto en memoria mía siempre que beban de él”. Por eso, cada vez que ustedes comen de este pan y beben de este cáliz, proclaman la muerte del Señor, hasta que vuelva. (1 Con 11:23-26)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/041422-cena.cfm
Hoy entramos al Triduo Pascual con la Misa vespertina de la Cena del Señor. El relato más antiguo de la Cena del Señor no proviene de los evangelios, sino de la Primera Carta de Pablo a los Corintios (año 50). Y como el Señor pide, todavía tomamos pan y vino y celebramos la cena que nos dejó. Todavía recordamos cómo nos amó hasta el extremo. Y proclamamos su muerte y resurrección hasta que él vuelva.
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Uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes y les dijo: “¿Cuánto me dan si les entrego a Jesús?” Ellos quedaron en darle treinta monedas de plata. Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad para entregárselo. (Mt 26:14-25)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/041322.cfm
La tristeza de la traición de uno de los Doce toca el corazón. Sin embargo, el Señor sabe todo de lo que somos capaces y todavía nos ama sin límites. Rezamos por todos los que han sido traicionados, especialmente por el pueblo de Ucrania.
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“Yo les aseguro que uno de ustedes me va a entregar”. (Jn 13:21-33, 36-38)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/041222.cfm
Probablemente las palabras más fuertes que Jesús les haya dicho a los Doce . . . “uno de ustedes me traicionará”. . . para vergüenza eterna del liderazgo de la iglesia en cada época. A Pedro no le va mejor. A la declaración de Pedro de que daría su vida por Jesús, el Señor responde: ““¿Darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces”. Pues, confiamos en las palabras de Dios al Siervo a través del profeta Isaías: “Te pondré por luz de las naciones, para que mi salvación llegue hasta los confines de la tierra”. Seguimos rezando por el pueblo ucraniano.
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Mientras tanto, la multitud de judíos, que se enteró de que Jesús estaba allí, acudió, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, a quien el Señor había resucitado de entre los muertos. Los sumos sacerdotes deliberaban para matar a Lázaro, porque a causa de él, muchos judíos se separaban y creían en Jesús. (Jn 12:1-11)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/041122.cfm
El complot para matar a Lázaro nos sorprende a veces. Tal vez debamos recordar la importancia de la casa de Betania, la casa María, Marta y Lázaro, para Jesús. En esta Semana Santa, el Señor nos invita a todos a estar en su presencia y a ser su Discípulo Amado. Rezamos por Ucrania.
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El otro malhechor crucificado le decía a Jesús: “Señor, cuando llegues a tu Reino, acuérdate de mí”. Jesús le respondió: “Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”. (Lc 22:14-23:56)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/041022.cfm
Hay una película maravillosa llamada De dioses y hombres (2010) que cuenta la historia de los monjes trapenses que fueron martirizados en Argelia en 1996. El abad escribe una carta de agradecimiento a su familia y también al terrorista que lo asesinaría. : “Y a ti también, amigo del último instante, que no habrás sabido lo que hacías. Sí, para ti también quiero este GRACIAS, y este A-DIOS” en cuyo rostro te contemplo. Y que nos sea concedido reencontrarnos como ladrones felices en el paraíso, si así lo quiere Dios, Padre nuestro, tuyo y mío. Amén. Insha'Allah”.