Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
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SALMO RESPONSORIAL (Salmo 5)
R/. Señor, guíame con tu justicia. • Tú no eres un Dios que ame la maldad, ni el malvado es tu huésped, ni el arrogante se mantiene en tu presencia. R/. • Detestas a los malhechores, destruyes a los mentirosos; al hombre sanguinario y traicionero lo aborrece el Señor. R/. • Que se alegren los que se acogen a ti, con júbilo eterno; protégelos, para que se llenen de gozo los que aman tu nombre. R/. Señor, guíame con tu justicia.
En los Estados Unidos hoy es el Día del Trabajo. Dios nos llama a construir un mundo más humano y más justo en donde hay lugar en la mesa para todos. La Doctrina Social de la Iglesia nos dice: La economía existe para servir a la persona, no la persona a la economía. Y el Papa Francisco, hablando de la pandemia, nos dijo: "Con todos, no pensemos sólo en nuestros intereses, en intereses particulares. Aprovechemos esta prueba como una oportunidad para preparar el mañana de todos, sin descartar a ninguno: de todos. Porque sin una visión de conjunto nadie tendrá futuro". Como rezamos en el salmo de hoy: Señor, guíame con tu justicia.
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Yo les aseguro también, que si dos de ustedes se ponen de acuerdo para pedir algo, sea lo que fuere, mi Padre celestial se lo concederá. (Mt 18:19)
¿Ustedes se acuerdan de la sala de juegos de maquinitas para niños? Allí hay una máquina llena de peluches y con la Garra. Muchos niños perdían sus moneditas sin agarrar ni un peluche. Pero hay gente que piensan que “estar de acuerdo en oración” es como la lámpara de Aladino y podemos conseguir lo que sea solo por “estar de acuerdo en oración”. Para entender cualquier versículo de la Biblia, hay que investigar el contexto del versículo. El escritor del evangelio pone el versículo de “estar de acuerdo en oración” en el contexto de perdonar a los hermanos y hermanas. Desafortunadamente, no hay mucho acuerdo sobre el perdonar, especialmente el perdonar a los demás.
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Hasta el presente pasamos hambre y sed, vamos pobremente vestidos y recibimos golpes; andamos errantes y nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos. Nos maldicen y nosotros les deseamos el bien; nos persiguen y los soportamos; nos calumnian y correspondemos con bondad. Nos tienen, incluso hasta el día de hoy, como la basura del mundo y el desecho de la humanidad. (1 Cor 4:11-13)
Un día cuando estaba con mi guía espiritual, me dijo que Santa Teresa de Ávila una vez dijo al Señor: “Pues, ¡si tratas a tus amigos así, no es sorprendente que tienes muy poquitos!” Creo que San Pablo estaba pensando igual cuando escribió el pasaje arriba, pero, igual a Santa Teresa de Ávila, no quería cambiar la situación con nadie.
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Hermanas y hermanos: Procuren que todos nos consideren como servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. (1 Cor 4:1)
Hoy es el cumpleaños de mi amigo, el Padre Larry Richardt. El Padre Larry es sacerdote jubilado de la Arquidiócesis de Indianapolis, Indiana, en los Estados Unidos. Era mi profesor de ministerio en el seminario y también mi guía espiritual. Tenía muchos puestos en el seminario, vice-rector, Director de Espiritualidad, Director de Ministerio, y otros. Llevamos más que 40 años de amigos. Pues, ¡Feliz Cumpleaños, Padre Larry, servidor de Cristo y adminstrador de los misterios de Dios!
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Hermanas y hermanos: Que nadie se engañe: si alguno se tiene a sí mismo por sabio según los criterios de este mundo, que se haga ignorante para llegar a ser verdaderamente sabio. Porque la sabiduría de este mundo es ignorancia ante Dios . . . . (1 Cor 3:18-19)
El honorífico “magno” es infrecuente dado a los papas. Lo que aparece “magno” en un época, no es tan “magno” en otra. Solo con SIGLOS de tiempo, la iglesia puede discernir si un papa es verdaderamente “magno” (por eso, no "súbito santo", ni "súbito magno"). En el sigo VI, los padres de Gregorio murieron, y le dejaron la casa en Roma. Gregorio convirtió la casa en monasterio para él. Cada día Gregorio recogía a doce personas de la calle, los sentaba en la mesa en casa, y les daba comida. Pues, el papa falleció y el pueblo aclamó a Gregorio. Y le preguntaron de lo que quería hacer como papa. Gregorio les dijo: Me gustaría ser el siervo de los siervos de Dios (servus servorum Dei). Hasta hoy, este título es el más apreciado del Obispo de Roma. Ahora, después de muchos siglos, San Gregorio es verdaderamente “magno”.