Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
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Se abrió el templo de Dios en el cielo y dentro de él se vio el arca de la alianza. Apareció entonces en el cielo una figura prodigiosa: una mujer envuelta por el sol, con la luna bajo sus pies y con una corona de doce estrellas en la cabeza. Estaba encinta y a punto de dar a luz y gemía con los dolores del parto.
Entonces oí en el cielo una voz poderosa, que decía: “Ha sonado la hora de la victoria de nuestro Dios, de su dominio y de su reinado, y del poder de su Mesías”.
(Apóc 11:19a; 12:1-6a, 10ab)
La imagen de la mujer encinta, vestida del sol, la luna bajo sus pies y una corona de 12 estrellas, siempre ha capturado la imaginación de la iglesia. Nuestra respuesta a estos grandes signos es unirnos a María para cantar las alabanzas del Señor: “Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador. Santo es su nombre”.
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En aquellos días, habló Josué al pueblo y le dijo: “Teman al Señor y sírvanlo con toda la sinceridad de su corazón. Apártense de los dioses a los que sirvieron sus padres al otro lado del río Eufrates y en Egipto, y sirvan al Señor. Pero si no les agrada servir al Señor, digan aquí y ahora a quien quieren servir: ¿a los dioses a los que sirvieron sus antepasados al otro lado del río Eufrates, o a los dioses de los amorreos, en cuyo país habitan? En cuanto a mí toca, mi familia y yo serviremos al Señor”. (Jos 24:14-29)
A veces tenemos que tomar decisión, como Josué y su familia: "Serviremos al Señor". Maximiliano Kolbe también tomó la decisión de tomar el lugar de alguien condenado a muerte durante las atrocidades del Holocausto de la Segunda Guerra Mundial. Dio su vida por Cristo. El link es del audiolibro, El niño con el pijama de rayas por John Boyne (2006). Todo el audiolibro se encontrará en YouTube. https://youtu.be/-AjoLQq8VbA
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Salmo Responsorial (Salmo 135)
R. Demos gracias al Señor porque es eterna su misericordia.
Demos gracias al Señor, porque él es bueno.
Al Dios de los dioses demos gracias;
demos gracias al Señor de los señores
R. Demos gracias al Señor porque es eterna su misericordia.
Los Salmos nos enseñan a cantar las alabanzas del Señor mientras recordamos la gran historia de la salvación de Dios. El propósito, por supuesto, es recordar para no olvidar.
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Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: “Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?” Jesús le contestó: “No sólo hasta siete, sino hasta setenta veces siete”. (Mt 18:21-19:1)
La pregunta sobre el perdón todavía está con nosotros hoy. . . porque el perdonar a los demás es lo más difícil que tenemos que hacer. Por lo general, medimos el perdón y, a menudo, somos bastante tacaños en eso. Quizás la Cruz nos enseñe por qué es importante ser generoso al perdonar.
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“Pues donde dos o tres se reúnen en mi nombre, ahí estoy yo en medio de ellos’’. (Mt 18:15-20)
La Presencia Real se refiere a la presencia sacramental del Señor en los elementos eucarísticos. Pero el Señor también prometió estar presente siempre que nos reunamos en su nombre. ¿Y de qué otra manera podríamos describir esta Presencia que decir que él está verdaderamente, realmente entre nosotros como lo prometió? Hoy es la fiesta de Santa Clara, que escuchó al Señor llamarla a través de la predicación de San Francisco de Asís. Hoy en Medellín, Colombia, estamos celebrando la Fiesta de la Dedicación de nuestra Catedral Basílica Metropolitana de la Inmaculada Concepción. Este año es el 90 aniversario de su dedicación. La foto de hoy es del interior de la Metropolitana, como se llama.