Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

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Salmo Responsorial (Salmo 50)
R. A un corazón contrito, Señor, no lo desprecias.
Por tu inmensa compasión y misericordia, Señor, apiádate de mí y olvida mis ofensas.
Lávame bien de todos mis delitos, y purifícame de mis pecados.
R. A un corazón contrito, Señor, no lo desprecias.
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/030922.cfm
El salmo 50 es uno de los 7 salmos penitenciales: 6, 31 (32), 37 (38), 50 (51), 101 (102), 129 (130) y 142 (143). El Salmo 50 se reza todos los viernes en la oración de la mañana. Pedimos no sólo un corazón limpio, sino también un espíritu renovado y contrito.

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“Así será la palabra que sale de mi boca: no volverá a mí sin resultado, sino que hará mi voluntad y cumplirá su misión”. (Is 55:10-11)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/030822.cfm
La Cuaresma no se trata de los sacrificios que ofrecemos a Dios, las cosas a las que renunciamos durante la Cuaresma. Lo que celebramos es la salvación que la Palabra de Dios ha logrado. No quiere decir que no debamos practicar el ayuno y la abstinencia, todo lo contrario, pero debemos hacerlo con alegría porque tenemos un Redentor tan grande.

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Y él les replicará: ‘Yo les aseguro que, cuando no lo hicieron con uno de aquellos más insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo’. (Mt 25:31-46)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/030722.cfm
En la confesión de pecados al comienzo de la Misa, reconocemos que hemos pecado mucho no solo en lo que hemos hecho, sino también en lo que hemos dejado de hacer. A veces, lo que dejamos de hacer es más importante que las cosas que hemos hecho. Por eso, rezamos por Ucrania.

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Después lo llevó el diablo a un monte elevado y en un instante le hizo ver todos los reinos de la tierra y le dijo: “A mí me ha sido entregado todo el poder y la gloria de estos reinos, y yo los doy a quien quiero. Todo esto será tuyo, si te arrodillas y me adoras”. Jesús le respondió: “Está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él sólo servirás”. (Lc 4:1-13)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/030622.cfm
La pregunta que enfrentó Jesús cuando se le ofreció el camino rápido hacia el éxito es la misma pregunta que enfrentamos todos los días de nuestras vidas: ¿A quién servimos? Me acuerdo del viejo juego de mesa, RISK, el juego de la conquista del mundo. Imagínate, conquistando el mundo entero en la comodidad de tu propia sala.

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En aquel tiempo, vio Jesús a un publicano, llamado Leví (Mateo), sentado en su despacho de recaudador de impuestos, y le dijo: “Sígueme”. Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su casa un gran banquete en honor de Jesús, y estaban a la mesa, con ellos, un gran número de publicanos y otras personas. Los fariseos y los escribas criticaban por eso a los discípulos, diciéndoles: “¿Por qué comen y beben con publicanos y pecadores?” Jesús les respondió: “No son los sanos los que necesitan al médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan”. (Lc 5:27-32)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/030522.cfm
Cuando el Papa Francisco habla de la Eucaristía y dice que la Comunión no es el premio por buena conducta sino que es medicina para los enfermos, es a este pasaje al que se refiere. Como nos recuerda el Gran Médico, “No son los sanos los que necesitan al médico, sino los enfermos”. Hoy tenemos un hermoso himno ucraniano a la Virgen María, la Madre Dolorosa.