Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
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“Señor, ya puedes dejar morir en paz a tu siervo, según lo que me habías prometido,
porque mis ojos han visto a tu Salvador, al que has preparado para bien de todos los pueblos;
luz que alumbra a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel”. (Lc 2:22-35)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/122921.cfm
El cántico evangélico de hoy, el Nunc Dimittis, junto con el Benedictus y el Magnificat, forman las bisagras de la Liturgia de las Horas, la oración diaria de la iglesia. La fiesta del mártir Santo Tomás Becket (muerto el 29 de diciembre de 1170) nos recuerda que antes de “rey y patria” debemos servir a Dios primero.
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Cuando Herodes se dio cuenta de que los magos lo habían engañado, se puso furioso y mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años, conforme a la fecha que los magos le habían indicado. (Mt 2:13-18)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/122821.cfm
Si el evangelio de ayer del Sepulcro Vacío fue un poco desconcertante aquí en medio de la Navidad, la fiesta de los Santos Inocentes de hoy nos recuerda que no todos estaban contentos con el nacimiento del Niño Jesús. Algunos pensaron en su venida entre nosotros como una amenaza para los poderosos (el orden establecido). Y así, con la esperanza de matarlo, Herodes ordena la masacre de los niños.
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En eso, llegó también Simón Pedro, y entró en el sepulcro. Contempló los lienzos puestos en el suelo y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, puesto no con los lienzos en el suelo, sino doblado en sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, a quien Jesús amaba, el que había llegado primero al sepulcro, y vio y creyó. ((Jn 20:1a, 2-8)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/122721.cfm
El Cuarto Evangelio, el que llamamos según Juan, es anónimo. Pero la iglesia siempre ha querido atribuírselo al apóstol Juan. Pero hay una tradición más antigua que dice que el “discípulo a quien Jesús amaba” fue Lázaro, a quien Jesús resucitó de entre los muertos. Eso le daría sentido a este pasaje cuando el "discípulo a quien Jesús amaba" ve la tela "que había cubierto su cabeza, no con las telas del entierro, sino enrollada en un lugar separado". Ve y cree porque por experiencia propia sabe lo que ha sucedido.
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Entonces volvió con ellos a Nazaret y siguió sujeto a su autoridad. Su madre conservaba en su corazón todas aquellas cosas.
Jesús iba creciendo en saber, en estatura y en el favor de Dios y de los hombres. (Lc 2:41-52)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/122621.cfm
La fiesta de la Sagrada Familia nos recuerda que aunque nuestras familias no sean perfectas como la Sagrada Familia de Jesús, María y José, nuestras familias son santas. En nuestras familias, primero encontramos el amor de Dios.
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Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron; pero a todos los que lo recibieron
les concedió poder llegar a ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre,
los cuales no nacieron de la sangre, ni del deseo de la carne, ni por voluntad del hombre, sino que nacieron de Dios. (Jn 1:1-18)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/122521-day.cfm
Como dirían los antiguos padres y madres de la iglesia: "El Hijo de Dios se convirtió en el Hijo del Hombre para que los hombres y las mujeres pudieran llegar a ser los amados hijos de Dios". Feliz Navidad, Merry Christmas. Hoy tenemos un villancico verdaderamente colombiano: Tutaina.