Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

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Aleluya
R. Aleluya, aleluya.
Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor; yo las conozco y ellas me siguen. (Jn 10:27)
R. Aleluya, aleluya.
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/110323.cfm
El Señor siempre llama a los suyos, igual a San Martín de Porres (1579-1639). Martín era hijo ilegítimo de un noble español. Martín era de raza mixta: su madre era una esclava africana liberada de ascendencia nativa. Fueron abandonados por el padre y bajo la ley peruana, siendo mulato, Martín no tenía derechos. Finalmente fue aceptado por los dominicos que le dieron tareas de baja categoría para realizar. Trabajó en la enfermería y era conocido como curandero. Recuerdo cuando fue canonizado en 1962. Mi mamá trabajaba en el Hospital Beato Martín de Porres (una maternidad negra a cargo de las Hermanas de la Misericordia). Después de la canonización el hospital pasó a llamarse San Martín de Porres. ¡Las nuevas y brillantes letras de "san" se destacaron en el letrero del hospital!

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Las almas de los justos están en las manos de Dios y no los alcanzará ningún tormento. Los insensatos pensaban que los justos habían muerto, que su salida de este mundo era una desgracia y su salida de entre nosotros, una completa destrucción. Pero los justos están en paz. (Sab 3:1-9)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/110223.cfm
Concede descanso, oh Cristo, a tus siervos con tus santos,
donde ya no hay llanto ni dolor ni suspiro, sino vida eterna.
(Kontakion de los Difuntos, Liturgia Ortodoxa)
Dales, Señor, el descanso eterno. Y brilla para ellos la luz perpetua. Que descansen en paz. Amén. Y que sus almas y las almas de todos los fieles difuntos por la misericordia de Dios descansen en paz. Amén.

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Vi luego una muchedumbre tan grande, que nadie podía contarla. Eran individuos de todas las naciones y razas, de todos los pueblos y lenguas. Todos estaban de pie, delante del trono y del Cordero; iban vestidos con una túnica blanca; llevaban palmas en las manos y exclamaban con voz poderosa: “Amén. La alabanza, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, el honor, el poder y la fuerza, se le deben para siempre a nuestro Dios”.
(Apocalypse 7:9-12)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/110123.cfm
La fiesta de hoy, la Solemnidad de Todos los Santos, y la de mañana, la Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos, son dos partes de una sola fiesta—recordando y celebrando todos los fieles que nos precedieron y nos transmitieron la fe. Como decimos en la profesión de fe, “Creo en la comunión de los santos”. Por eso, ¡Feliz Día para ellos y para todos nosotros! Qué los sigamos caminando en la huellas de Jesús.

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Yo considero que los sufrimientos del tiempo presente no pueden compararse con la gloria futura que se revelará en nosotros. En efecto, toda la creación espera ansiosamente esta revelación de los hijos de Dios. (Rom 8:18-25)
https://www.eucaristiadiaria.cl/dia_cal.php?fecha=2023-10-31
La revelación de los hijos de Dios . . . El “tiempo presente” con todos sus problemas puede hacernos desesperar de que las cosas puedan mejorar o ser diferentes. San Pablo ve los sufrimientos como evidencia del ANHELO y la EXPECTATIVA ANSIOSA por lo que Dios tiene reservado. Creo que este viejo mundo se sorprenderá con esa revelación y también con la gloria.

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Los que se dejan guiar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios . . . si somos hijos, somos también herederos de Dios y coherederos con Cristo, puesto que sufrimos con él para ser glorificados junto con él. (Rom 8:12-17)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/103023.cfm
Ser “guiados por el Espíritu de Dios”. . . nos ayuda a comprender la imagen que el Concilio Vaticano II propuso para la iglesia: la iglesia como Pueblo Peregrino de Dios. Un pueblo peregrino es un pueblo en marcha . . . como dijo el mismo Jesús: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”. Y es el Señor quien nos invita: "Vengan, síganme".