Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
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Uno de ellos, al ver que estaba curado, regresó, alabando a Dios en voz alta, se postró a los pies de Jesús y le dio las gracias. Ese era un samaritano. Entonces dijo Jesús: “¿No eran diez los que quedaron limpios? ¿Dónde están los otros nueve? ¿No ha habido nadie, fuera de este extranjero, que volviera para dar gloria a Dios?” Después le dijo al samaritano: “Levántate y vete. Tu fe te ha salvado”. (Lc 17:11-19)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/101225.cfm
Diez fueron curados, pero uno solo se salvó: el extranjero, el que volvió para dar las gracias. Según el Evangelio, los extranjeros tienen mucho que enseñarnos sobre la fe. Por desgracia, preferimos deportarlos antes que aprender de ellos. https://youtu.be/Q7cli3xy-tQ?si=7L_REJ2Eid3sMZUZ
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Mientras Jesús hablaba a la multitud, una mujer del pueblo, gritando, le dijo: "¡Dichosa la mujer que te llevó en su seno y cuyos pechos te amamantaron!" Pero Jesús le respondió: "Dichosos todavía más los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica". (Lc 11:27-28)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/101125.cfm
Hay muchos movimientos que han intentado animar a la gente a leer la Biblia, pero la mayoría sin éxito. El Papa Juan XXIII encontró la solución. Convocó el Concilio Vaticano II (1962-1965). Una de las grandes reformas del Concilio fue el leccionario. Un domingo cualquiera, se leen más textos bíblicos en la liturgia que los que la iglesia bautista de mi infancia leía en un mes. La clave, por supuesto, no es solo escuchar la palabra de Dios, sino ponerla en práctica. https://youtu.be/gAALUaIkI0s?si=42l7nazANE6P65Gm
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Hagan penitencia y lloren, sacerdotes; giman, ministros del altar; vengan, acuéstense en el suelo vestidos de sayal, ministros de mi Dios. Promulguen un ayuno, convoquen la asamblea. (Joel 1:13-15; 2:1-2)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/101025.cfm
Este pasaje se parece mucho a la Cuaresma, y con razón: el profeta Joel se lee el Miércoles de Ceniza para llamarnos a preparar para el gran día de la redención, la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. Sabemos que los sufrimientos que soportamos nos llevan a la alegría del Evangelio. https://youtu.be/jbmjK3ccOtg?si=_K-lWdCRDTaMJXzc Aquí hay un enlace al artículo de Vatican News sobre la nueva exhortación apostólica del Papa León, Dilexi Te, Sobre el amor hacia los pobres: https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2025-10/papa-leon-xiv-publica-dilexi-te-primera-exhortacion-apostolica.html.
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Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, toquen y se les abrirá. Porque quien pide, recibe; quien busca, encuentra y al que toca, se le abre. Pues, si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¿cuánto más el Padre celestial les dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan? (Lc 11:5-13)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/100925.cfm
Este pasaje no nos ofrece el cumplido de todos nuestros deseos en que obtenemos todo lo que pedimos. No, lo que Dios nos ofrece es el fuego del Espíritu Santo. https://youtu.be/Hi9OdZWwf9A?si=qNg0zF9ggxYa7T-o
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Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos. (Lc 11:1-4)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/100825.cfm
Juan el Bautista también era persona de oración y tenía discípulos. La oración que Jesús nos da es breve, sencilla y directa: Venga el Reino, pan de cada día, perdón y liberación. Con esta oración podemos pedir lo que necesitamos y luego descansar en los brazos de Dios, confiando en la divina providencia. El Salmo 131(130) nos recuerda: “Como un niño descansa en los brazos de su madre, así descansaré yo en ti”. https://youtu.be/ODE5cyRnW6E?si=GXDFnr7MSW3VYlbX
