Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

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‘Tienen que renacer de lo alto’. (Jn 3:7)
Renacido de arriba es esencial. Como nos dice el Cuarto Evangelio:
Pero a todos los que lo recibieron les concedió poder llegar a ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre, los cuales no nacieron de la sangre, ni del deseo de la carne, ni por voluntad del hombre, sino que nacieron de Dios. (Jn 1:12-13)
Por eso, el Señor Resucitado le dice a María Magdalena:
“Déjame ya, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: ‘Subo a mi Padre y su Padre, a mi Dios y su Dios’ ” (Jn 20:17).
Ser renacido de arriba significa que somos miembros de la nueva familia de gracia de Dios, hermanas y hermanos de Jesucristo, el Señor Resucitado.

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Ocho días después, estaban reunidos los discípulos a puerta cerrada y Tomás estaba con ellos. Jesús se presentó de nuevo en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Luego le dijo a Tomás: “Aquí están mis manos; acerca tu dedo. Trae acá tu mano, métela en mi costado y no sigas dudando, sino cree”. Tomás le respondió: “¡Señor mío y Dios mío!” Jesús añadió: “Tú crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haber visto”. (Jn 20:26-29)
Todos creen que Tomás tocó al Señor Resucitado . . . pero el evangelio no lo dice. Respondiendo a las palabras de Jesús, Tomas nos da la confesión más alta de todos el Nuevo Testamento: “¡Señor mío y Dios mío!”

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Entraron en el sepulcro y vieron a un joven, vestido con una túnica blanca, sentado en el lado derecho, y se llenaron de miedo. Pero él les dijo: "No se espanten. Buscan a Jesús de Nazaret, el que fue crucificado. No está aquí; ha resucitado. Miren el sitio donde lo habían puesto. Ahora vayan a decirles a sus discípulos y a Pedro: 'El irá delante de ustedes a Galilea. Allá lo verán, como Él les dijo'". Las mujeres salieron corriendo del sepulcro. Estaban asustadas y asombradas, y no dijeron nada a nadie por el miedo que tenían. (Mc 16:5-8)
El Evangelio según San Marcos termina con la declaración que las mujeres “no dijeron nada a nadie por el miedo que tenían” (Mc 16:8). Tal vez el evangelista fue un poco más astuto que su audiencia. El evangelista quiere decir que NOSOTROS, los auditores del evangelio, debemos ser responsables de proclamar las Buenas Noticias, que Jesús “ha resucitado”, a los líderes. Desafortunadamente, la iglesia mal entendió el propósito del evangelista y nunca estaba satisfecha con la conclusión. Por eso, varias “conclusiones” se habían agregado al evangelio. Pero estas “conclusiones” roban el golpe del evangelio. Las mujeres reciban la misión de ir y decir a sus discípulos y a Pedro, pero no lo hacen porque tenían miedo. Y por eso, nos toca a nosotros mismos proclamar las Buenas Noticias a los demás. Y ¿quién es ese joven vestido en “túnica blanca”? Tal vez tiene algo que ver con el joven que “le seguía, vestido solo con una sábana sobre su cuerpo desnudo; y lo prendieron; pero él, dejando la sábana, escapó desnudo” (Mc 14:51-52). No es un ángel . . . pero tiene “túnica blanca” . . . obviamente ¡es uno de los recién bautizados!

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Tan pronto como saltaron a tierra, vieron unas brasas y sobre ellas un pescado y pan. Jesús les dijo: “Traigan algunos pescados de los que acaban de pescar”. Entonces Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red, repleta de pescados grandes. Eran ciento cincuenta y tres, y a pesar de que eran tantos, no se rompió la red. Luego les dijo Jesús: “Vengan a almorzar”. Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: ‘¿Quién eres?’, porque ya sabían que era el Señor. Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio y también el pescado. Ésta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus discípulos después de resucitar de entre los muertos. (Jn 21:9-14)
El Almuerzo a la Orilla es mi favorita de todas las historias de las Apariencias del Resucitado. Es un capítulo extra añadido al Cuarto Evangelio. Y la historia es eucarística . . . recordando la historia de los panes y los pescados del evangelio. Y que ternura invitación: “Vengan a almorzar”. Todas las Misa tempranas en la iglesia, y fue el Señor Resucitado que nos invitó: “Vengan a almorzar”.

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Jesús les dijo: “Está escrito que el Mesías tenía que padecer y había de resucitar de entre los muertos al tercer día, y que en su nombre se había de predicar a todas las naciones, comenzando por Jerusalén, la necesidad de volverse a Dios para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de esto”. (Lc 24:46-48)
Somos testigos de todo lo que Jesús hizo para salvarnos. Somos testigos de todas las cosas que han pasado en este pandemia. Y todavía tenemos un mensaje de esperanza y de salvación para proclamar en su Nombre a todas las naciones.
¡Cristo ha resucitado! ¡¡De veras resucitó el Señor!! ¡¡¡Aleluya, aleluya!!!