Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
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Jesús nació en Belén de Judá, en tiempos del rey Herodes. Unos magos de oriente llegaron entonces a Jerusalén y preguntaron: “¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos surgir su estrella y hemos venido a adorarlo” . . . . Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron. Después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
(Mt 2:1-12)
La cuestión de la Epifanía: ¿qué regalo le traemos?
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R. Cantemos la grandeza del Señor.
Cantemos al Señor un canto nuevo,
pues ha hecho maravillas.
Su diestra y su santo brazo
le han dado la victoria.
Que todos los pueblos y naciones
aclamen con júbilo al Señor.
R. Cantemos la grandeza del Señor.
(Salmo 97)
Lo que estamos celebrando es la revelación a los pobre pastorcitos y a nosotros. “Aclamen con júbilo al Señor” es reflejado en la música de este tiempo de Navidad. Qué nuestro corazón quede lleno con júbilo para “cantar al Señor un canto nuevo”.
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El Señor te bendiga y te proteja,
haga resplandecer su rostro sobre ti y te conceda su favor.
Que el Señor te mire con benevolencia
y te conceda la paz.
(Number 6:22-27)
Hoy es el día octavo de la Navidad y una de las más antiguas fiestas de la Virgen María. También, hoy es el Año Nuevo. Lo interesante de las lecturas es la Bendición de Aaron del Libro de los Números, invocando el nombre de Dios sobre el pueblo. Normalmente, la escuchamos a final de la Misa, pero hoy estamos pidiendo la bendición de Dios al arrancar este nuevo año de 2021. A todos ustedes ¡les deseo un Año Nuevo de 2021 lleno de bendiciones! La foto es el ícono de la Madre de Dios, Luz en Toda Oscuridad por el Padre William McNichols, S.J.
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Hijos míos: Ésta es la última hora.
(1 Jn 2:18-21)
En el principio ya existía aquel que es la Palabra,
y aquel que es la Palabra estaba con Dios y era Dios.
(Jn 1:1-18)
A veces la Liturgia tiene sentido del humor. Hoy es la última día del año 2020, y la Liturgia nos dice que estamos en “la última hora.” Pero aún más, en este último día del año, la Liturgia nos da “el último evangelio.”
Muchos no nos acordamos de la Misa Leída, o la Misa Cantada, o Misa Sencilla del pasado pero la Misa tenía el “último evangelio” que fue leído después de la Bendición Final. Normalmente, el “último evangelio” fue el Prólogo del Cuarto Evangelio (según San Juan). Por eso, en este último día del año la Liturgia nos da “la última hora” y “el último evangelio” para acabar con 2020.
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En aquel tiempo, había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana. De joven, había vivido siete años casada y tenía ya ochenta y cuatro años de edad. No se apartaba del templo ni de día ni de noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. (Cuando José y María entraban en el templo para la presentación del niño,) se acercó Ana, dando gracias a Dios y hablando del niño a todos los que aguardaban la liberación de Israel.
(Lc 2:36-40)
La figura de la vieja profetisa, Ana, me recuerda de todas las mujeres de fe en mi vida, pero especialmente de mi abuela, Nanny. Nanny llevaba una cartera. En la cartera tenía un pequeño álbum de fotos de todos sus nietos con el letrero (en inglés): S.O.G.W.P.I.P. (Silly Old Grandma With Pictures In Purse) (tonta abuelita con fotos en cartera). Todo esto fue antes de celulares y Facebook, pero cuando sus amigas empezaban de hablar de sus nietos, mi abuela abrió su cartera y sacó el pequeño álbum de fotos para hablar de nosotros y mostrarles las fotos!