Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
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En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama, con fiebre, y enseguida le avisaron a Jesús. Él se le acercó, y tomándola de la mano, la levantó. En ese momento se le quitó la fiebre y se puso a servirles.
(Mc 1:29-39)
Es muy interesante que la suegra de San Pedro, después de ser curada, ella “se puso a servirles”. El término griego es el término formal para el ministerio del que obtenemos la palabra diakonos (diácono—siervo). Ella no iba diciendo: "¡Mírame, he sido curada!” Ella les sirvió, fue una “diácono” para ellos. Me acuerdo de mi amiga la Diácona Joan Marshall (1929-2004), de la Catedral Episcopaliana de Todas las Almas en Asheville, NC. La Diácona Joan recibió a los que nadie quería recibir. Ella fue una inspiración para mí y para los ministros. La recuerdo con alegría.
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R. Aleluya, aleluya.
Reciban la palabra de Dios, no como palabra humana,
sino como palabra divina, tal como es en realidad.
R. Aleluya.
(1 Tes 2:13)
Ayer, el Papa Francisco publicó un motu propio (Spiritus Domini) que dijo que los ministerios del Lector y del Acólito están en adelante también abiertos a las mujeres. Tal vez, esto se parezca un poquito extraño porque casi todos nosotros estamos acostumbrados de ver mujeres dando las lecturas y sirviendo en la Misa. Como el Padre Antonio Ruff, OSB, notó en su blog litúrgico PrayTell (https://www.praytellblog.com/), “Esto es grande” (“This is big”).
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En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios en el pasado a nuestros padres, por boca de los profetas. Ahora, en estos tiempos, nos ha hablado por medio de su Hijo.
(Heb 1:1-6)
Jesús les dijo: “Síganme y haré de ustedes pescadores de hombres”.
(Mc 1:14-20)
La revelación cristiana declara notablemente que Dios nos ha hablado a los seres humanos. . . haciéndose uno con nosotros en el Hijo. Por eso, nuestro encuentro con Dios a través de las Escrituras nos invita a escuchar esa Palabra dirigida a nosotros. Entonces, cuando Jesús llama a sus discípulos, “Síganme y haré de ustedes pescadores de hombres”, ellos dejan todo y lo siguen.
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Por esos días, vino Jesús desde Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán. Al salir Jesús del agua, vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en figura de paloma, descendía sobre él. Se oyó entonces una voz del cielo que decía: “Tú eres mi Hijo amado; yo tengo en ti mis complacencias”.
(Mc 1:7-11)
El Bautismo del Señor marca el inicio del ministerio público de Jesús en los evangelios sinópticos: Marcos, Mateo y Lucas. En el calendario litúrgico actual, la Fiesta del Bautismo de Jesús marca el final de la temporada navideña. La revelación de Jesús como el Hijo Amado se conecta con nuestro propio bautismo en el que nos convertimos en los amados hijos de Dios. La foto de hoy es de la Iglesia del Espíritu Santo en Cuernavaca, México.
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SALMO RESPONSORIAL
R. El Señor es amigo de su pueblo.
Entonen al Señor un canto nuevo,
en la reunión litúrgica proclámenlo.
En su creador y rey, en el Señor,
alégrese Israel, su pueblo santo. R.
En honor de su nombre, que haya danzas,
alábenlo con arpa y tamboriles.
El Señor es amigo de su pueblo
y otorga la victoria a los humildes.
R. El Señor es amigo de su pueblo.
(Salmo 149)
El Tiempo de Navidad se acaba mañana con la Fiesta del Bautismo del Señor. Pero en algunos países el Pesebre sigue hasta la Fiesta de la Presentación del Señor el 2 de febrero. El Salmo Responsorial habla de la amistad con Dios. El Señor se alegra en nosotros. Y ¡qué alegre fiesta con música y danzas!