Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
- :
A la mañana siguiente escribió David a Joab una carta y se la envió con Urías. En ella le decía: “Pon a Urías en el sitio más peligroso de la batalla y déjalo solo para que lo maten”. Joab, que estaba sitiando la ciudad, puso a Urías frente a los defensores más aguerridos. Los sitiados hicieron una salida contra Joab y murieron algunos del ejército de David, entre ellos, Urías, el hitita. (2 Sam 11:1-4a, 5-10a, 13-17)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/012822.cfm
Para encubrir su pecado con Betsabé, David trama el asesinato de su esposo, Urías. Santo Tomás de Aquino (1225-1274) usó conocimiento “recién descubierto” (los escritos de Aristóteles) para ayudar a explicar la fe. Los tradicionalistas estaban horrorizados, pero ganó el conocimiento. Dicen que los poetas son grandes teólogos. Santo Tomás fue un excelente poeta, de hecho, todavía hoy cantamos sus himnos. Es el patrón de los seminarios. La foto de hoy es de mis días en el Seminario de San Meinrado, tomada alrededor de 1978.
La foto de hoy es de mis días en el Seminario de Saint Meinrad, tomada alrededor de 1978
- :
La medida con que midan, serán medidos. (Mc 4:21-25)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/012722.cfm
Llamo a este versículo el principio apostólico de USAR MUCHO: usa mucha misericordia, mucha compasión, mucho perdón, mucho amor. Quizás USAR MUCHO sea el secreto del Padrenuestro cuando Jesús nos enseñó a orar: perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden. Como nos dice Jesús: “El que tenga oídos para oír, que oiga”.
- :
Recuerdo tu fe sincera, esa fe que tuvieron tu abuela Loida y tu madre Eunice, y que estoy seguro que también tienes tú. (2 Tim 1:1-8)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/012622.cfm
Timoteo y Tito, como compañeros de Pablo, se celebran juntos al día siguiente de la fiesta de la conversión del apóstol. Siempre me ha encantado la mención de la fe de la abuela y madre de Timoteo. Me recuerda la fe de mi abuela y mi madre, dos mujeres extraordinarias que a pesar de circunstancias difíciles me transmitieron su fe.
- :
Aleluya (Jn 15:16)
R. Aleluya, aleluya.
Yo los he elegido del mundo, dice el Señor,
para que vayan y den fruto, y su fruto permanezca.
R. Aleluya.
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/012522.cfm
Quizás debido a su importancia posterior en la vida de la iglesia primitiva, los Hechos de los Apóstoles nos da dos relatos detallados de la conversión de Pablo (Hechos 9:1-22; 22:3-16). San Pablo mismo es más discreto. Todo lo que Pablo dice acerca de la experiencia es: “¿No he visto a Jesús nuestro Señor?” (1 Cor 9, 1). Las palabras de Pablo hacen eco de las palabras de María Magdalena: “He visto al Señor” (Jn 20, 18). Esa experiencia cambió a Paul . . . y cambió la iglesia para siempre.
- :
En aquellos días, todas las tribus de Israel fueron a Hebrón a ver a David, de la tribu de Judá, y le dijeron: “Somos de tu misma sangre. Ya desde antes, aunque Saúl reinaba sobre nosotros, tú eras el que conducía a Israel, pues ya el Señor te había dicho: ‘Tú serás el pastor de Israel, mi pueblo; tú serás su guía’”. Así pues, los ancianos de Israel fueron a Hebrón a ver a David, rey de Judá. David hizo con ellos un pacto en presencia del Señor y ellos lo ungieron como rey de todas las tribus de Israel. En total, su reinado duró cuarenta años. (2 Sam 5:1-7, 10)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/012422.cfm
Dios levanta en todos los tiempos a hombres y mujeres santos para pastorear al pueblo: como David, el pastor que se convirtió en rey, como San Francisco de Sales, que dio un toque pastoral a una situación delicada. El pasado sábado, la iglesia beatificó a cuatro mártires en El Salvador: el padre Rutilio Grande, el padre Cosme Spessotto, junto con dos laicos, Manuel Solórzano y Nelson Rutilio Lemus, quienes dieron su vida trabajando por los pobres.