Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

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Salmo 147
R. Glorifica al Señor, Jerusalén.
Glorifica al Señor, Jerusalén;
a Dios ríndele honores, Israel.
El refuerza el cerrojo de tus puertas
y bendice a tus hijos en tu casa.
R. Glorifica al Señor, Jerusalén.
El mantiene la paz en tus fronteras,
con su trigo mejor sacia tu hambre.
El envía a la tierra su mensaje
y su palabra corre velozmente.
R. Glorifica al Señor, Jerusalén.
Le muestra a Jacob su pensamiento,
sus normas y designios a Israel.
No ha hecho nada igual con ningún pueblo,
ni le ha confiado a otro sus proyectos.
R. Glorifica al Señor, Jerusalén.
Algunos confunden la Jerusalén terrenal con la Jerusalén celestial, nuestra madre. Pero la enseñanza de la Biblia es muy clara--lo que esperamos es la Jerusalén celestial, como dice la Carta a los Hebreos: Ustedes se han acercado al monte Sión, y a la ciudad del Dios viviente, la Jerusalén celestial, y a muchos miles de ángeles reunidos para alabar a Dios (Heb 12:22). Y también la visión del Libro del Apócalipsis: Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir, y también el mar. Vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de la presencia de Dios. Estaba arreglada como una novia vestida para su prometido (Apóc 21:1-2).

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En aquel tiempo, Azarías oró al Señor, diciendo: “Señor, Dios nuestro, no nos abandones nunca; por el honor de tu nombre no rompas tu alianza; no apartes de nosotros tu misericordia, por Abraham, tu amigo, por Isaac, tu siervo, por Jacob, tu santo, a quienes prometiste multiplicar su descendencia, como las estrellas del cielo y las arenas de la playa. (Dan 3:25,35-36)
La imagen de los tres jóvenes caminado en el horno es impresionante. Y aún más la oración que uno de ellos: “No rompas tu alianza; no apartes de nosotros tu misericordia, por Abraham, tu amigo, por Isaac, tu siervo, por Jacob, tu santo”. Como mi abuela solía decir: “A veces Dios necesita recordatorio.”

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San Patricio era de Bretaña romana. Cuando tenía 16 años fue capturado y esclavizado en Irlanda. Eventualmente se escapó y regresó a su hogar. Después de ser ordenado de sacerdote, regresó a Irlanda como misionero y quedó allí el resto de su vida. Era el primer obispo de Irlanda.
Cristo conmigo, Cristo frente a mí, Cristo tras de mí, Cristo en mí, Cristo a mi diestra, Cristo a mi siniestra, Cristo al descansar, Cristo al levantar, Cristo en el corazón de cada hombre que piense en mí, Cristo en la boca de todos los que hablen de mí, Cristo en cada ojo que me mira, Cristo en cada oído que me escucha. (de La Coraza de San Patricio)
Sálvanos, Señor, tú que eres misericordioso. (Salmo 24)

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Sucedió que una banda de sirios, en una de sus correrías, trajo cautiva a una jovencita, que pasó luego al servicio de la mujer de Naamán. Ella le dijo a su señora: “Si mi señor fuera a ver al profeta que hay en Samaria, ciertamente él lo curaría de su lepra”. (2 Reyes 5:2-6)
En la maravillosa película, The Help, Historias Cruazadas, la sirvienta negra, Aibilene, dice a la niña un mensaje de salvación: “Tu es amable, tu es inteligente, tu es importante”. En la Biblia los sirvientes son importantes. Y Jesús nos dice: “Yo estoy entre ustedes como uno que sirve.(Lc 22:27)”

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Muchos más creyeron en él al oír su palabra. Y decían a la mujer: “Ya no creemos por lo que tú nos has contado, pues nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es, de veras, el Salvador del mundo”. (Jn 4:41-42
En la obra de teatro de Tennesee Williams, UN TRANVÍA LLAMADO DESEO, la protagonista Blanche DuBois, dice: “Siempre he confiado en la bondad de los desconocidos”. Pues, en el evangelio todos nosotros tenemos que confiar en los desconocidos: la Samaritana, el Hombre Ciego de Nacimiento, el Discípulo Amado. La Samaritana es anónima. Después de 37 versículos sabemos mucho sobre esta mujer . . . ella es la primera evangelista, la primera persona que lleva el evangelio a toda su comunidad. Gracias a ella y a todos los desconocidos, porque ellos son los héroes del evangelio.