El cáliz de la bendición con el que damos gracias, ¿no nos une a Cristo por medio de su sangre? Y el pan que partimos, ¿no nos une a Cristo por medio de su cuerpo? El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque todos comemos del mismo pan.
(1 Cor 14:16-17)
Nuestra comunión con el Cuerpo y la Sangre de Cristo satisface los más profundos deseos del corazón humano. Y hoy celebramos el Santísimo Nombre de María y recordamos su cántico, el Magnificat, en el cual ella canta las alabanzas de Dios que "a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos" (Lc 1:53)