Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

El cáliz de la bendición con el que damos gracias, ¿no nos une a Cristo por medio de su sangre? Y el pan que partimos, ¿no nos une a Cristo por medio de su cuerpo? El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque todos comemos del mismo pan.
(1 Cor 14:16-17)

Nuestra comunión con el Cuerpo y la Sangre de Cristo satisface los más profundos deseos del corazón humano. Y hoy celebramos el Santísimo Nombre de María y recordamos su cántico, el Magnificat, en el cual ella canta las alabanzas de Dios que "a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos" (Lc 1:53)