Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Queridos hijos: Amamos a Dios, porque él nos amó primero. Si alguno dice: “Amo a Dios” y aborrece a su hermano, es un mentiroso, pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve. Además, Jesús nos ha dado este mandamiento: El que ama a Dios, que ame también a su hermano.
(1 Jn 4:19-5:4)

Se dice que el viejo San Juan en cada liturgia se levantaba y le decía a la gente, “Queridos hijitos, que nos amemos los unos a los otros.” Y después se sentaba. Pues, después de unas semanas de la misma, el nuevo diácono le dijo, “Padre, cada semana nos dice lo mismo. ¿Cuándo va a enseñarnos algo nuevo?” El viejo San Juan le dijo, “Cuando cumplan lo que les dije, puedo enseñarles algo nuevo. Por eso, 'Queridos hijitos, que nos amemos los unos a los otros'”. Después de los disturbios de ayer en el Mall y el Capitolio de los Estados Unidos, tal vez necesitemos más que nunca del mensaje del viejo San Juan: ¡Qué amémonos los unos a los otros!"