Queridos hijos: Amamos a Dios, porque él nos amó primero. Si alguno dice: “Amo a Dios” y aborrece a su hermano, es un mentiroso, pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve. Además, Jesús nos ha dado este mandamiento: El que ama a Dios, que ame también a su hermano.
(1 Jn 4:19-5:4)
Se dice que el viejo San Juan en cada liturgia se levantaba y le decía a la gente, “Queridos hijitos, que nos amemos los unos a los otros.” Y después se sentaba. Pues, después de unas semanas de la misma, el nuevo diácono le dijo, “Padre, cada semana nos dice lo mismo. ¿Cuándo va a enseñarnos algo nuevo?” El viejo San Juan le dijo, “Cuando cumplan lo que les dije, puedo enseñarles algo nuevo. Por eso, 'Queridos hijitos, que nos amemos los unos a los otros'”. Después de los disturbios de ayer en el Mall y el Capitolio de los Estados Unidos, tal vez necesitemos más que nunca del mensaje del viejo San Juan: ¡Qué amémonos los unos a los otros!"