Oh Amanecer,
Resplandor de la luz eterna, Sol de justicia:
ven ahora a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte.
Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo y, levantando la voz, exclamó: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor”.
(Lc 1:39-45)
“¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!” Las palabras de Isabel suenen por todas las edades. En estos últimos días del Adviento estamos en espera por la venida del Señor, la fe de María nos da esperanzas. Como Isabel dice sobre María, “Dichosa tú, que has creído”. Tenemos la misma fe de María en el Amanecer, el Sol de justicia, el Resplandor de la luz eterna, nuestro Señor Jesucristo. El villancico colombiano es Salve Reina y Madre.