Oh Llave de David y Cetro de la casa de Israel;
que abres y nadie puede cerrar;
cierras y nadie puede abrir:
ven y libra a los cautivos
que viven en tinieblas y en sombra de muerte.
María contestó: “Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho”.
(Lc 1:38)
Este Cuarto Domingo de Adviento se enfoca en la Virgen María y su Fiat, su Sí al plan de Dios. Como nos dijo San Agustín: María es más bendita en creer que en concebir. Y como San Isabel dice sobre María: ¡Dichosa tú que has creído! (Lc 1:45) La foto es de la Anunciación por Van Eyck. Y hoy tenemos el villancico venezolano, El Angel Gabriel.