Ustedes saben, filipenses, que al comenzar a predicar el Evangelio, cuando salí de Macedonia, ninguna comunidad cristiana, fuera de ustedes, me brindó una ayuda económica a cambio de lo que habían recibido de mí . . . . Tengo de sobra con lo que Epafrodito me entregó de parte de ustedes, y que es para Dios ofrenda y sacrificio que él acepta con agrado. Y mi Dios, con su infinita riqueza, remediará con esplendidez todas sus necesidades, por medio de Cristo Jesús.
(Flp 4:15,18-19)
¡Qué importante esta pequeña comunidad de Filipos para el ministerio de San Pablo. Y San Pablo es muy agradecido por el dinero que la comunidad le regaló. Y nosotros somos muy agradecidos que la mamá de San Pablo le enseñó sus modales—porque ahora tenemos esta antigua carta de agradecimiento en nuestra Biblia. La foto de hoy es un papiro antiguo de la Carta a los Filipenses.