Este saludo es de mi puño y letra. Así firmo yo, Pablo, en todas mis cartas; ésta es mi letra. Que la gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con todos ustedes. (2 Tes 3:17-18)
San Pablo no quería más problemas con cartas falsas . . . y por eso, cuando el escriba terminó de escribir todas las palabras dictadas por el apóstol, San Pablo firmó la carta, puño y letra. Me pregunto . . . ¿cuánto valdría el autógrafo de San Pablo hoy?