Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Tu poder es el fundamento de tu justicia, y por ser el Señor de todos, eres misericordioso con todos. (San 12:16)

El Libro de la Sabiduría está alabando el poder de Dios. Pero ese poder no se expresa en humillar o destruir a los enemigos, más bien el poder de Dios se expresa en la misericordia. La Parábola del Trigo y la Cizaña (o la Parábola de la Mala Hierba) nos recuerda de que hay muchos que quieren desmalezar el jardín de Dios:

Ellos le dijeron: ‘¿Quieres que vayamos a arrancarla?’ Pero él les contestó: ‘No. No sea que al arrancar la cizaña, arranquen también el trigo. Dejen que crezcan juntos hasta el tiempo de la cosecha’.

Es importante que el dueño dice: “Gracias, pero no. Dejen que crezcan juntos . . . hasta la cosecha”. Nosotros sabemos bien que desmalezar al jardín es necesario. Pero Dios tiene otra opinión. Tal vez la misericordia no es signo de debilidad . . . más bien el contrario, la misericordia es poder. Nuestro Dios quien es “clemente y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad y leal” (Salmo 85).