Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Yo, Pablo, siervo de Cristo Jesús, he sido llamado por Dios para ser apóstol y elegido por él para proclamar su Evangelio. A todos ustedes, los que viven en Roma, a quienes Dios ama y ha llamado a formar parte de su pueblo santo, les deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, el Señor. (Rom 1:1-7)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/101325.cfm
Las cartas antiguas son asombrosas. Cuidadosamente atesoradas, algo amarillentas, atadas con una cinta azul. Las cartas de San Pablo también han sido atesoradas a lo largo de los siglos. Siempre me asombran los escribas que escriben con tanto cuidado el dictado de Pablo. La Carta a los Romanos es la más larga de Pablo (¡la leeremos en la misa diaria durante un mes!). Al final de la carta, el pobre escriba deja una pequeña nota para los lectores: “Yo, Tercio, que escribo esta carta, los saludo en el Señor”. (Rom 16:22). ¡Les damos las gracias a Tercio y a todos los demás escribas!