Uno de ellos, al ver que estaba curado, regresó, alabando a Dios en voz alta, se postró a los pies de Jesús y le dio las gracias. Ese era un samaritano. Entonces dijo Jesús: “¿No eran diez los que quedaron limpios? ¿Dónde están los otros nueve? ¿No ha habido nadie, fuera de este extranjero, que volviera para dar gloria a Dios?” Después le dijo al samaritano: “Levántate y vete. Tu fe te ha salvado”. (Lc 17:11-19)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/101225.cfm
Diez fueron curados, pero uno solo se salvó: el extranjero, el que volvió para dar las gracias. Según el Evangelio, los extranjeros tienen mucho que enseñarnos sobre la fe. Por desgracia, preferimos deportarlos antes que aprender de ellos. https://youtu.be/Q7cli3xy-tQ?si=7L_REJ2Eid3sMZUZ
Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
Domingo XXVIII, Tiempo Ordinario
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