Los cuatro seres vivientes tenían seis alas cada uno y estaban llenos de ojos por donde quiera. Y no se cansaban de repetir día y noche: “Santo, santo, santo es el Señor, Dios todopoderoso, el que era, el que es y el que ha de venir”. Los veinticuatro ancianos se postraban ante el trono, diciendo: “Señor y Dios nuestro, tú mereces recibir la gloria, el honor y el poder, porque tú has creado todas las cosas: tú has querido que ellas existieran y fueron creadas”. (Apoc 4:1-11)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/112024.cfm
Los himnos del Libro del Apocalipsis son un eco de la liturgia celebrada y cantada en esta primitiva comunidad cristiana. Tal vez sea la liturgia la que es la mejor clave para comprender lo que muchos ven como un libro misterioso.