Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

En aquel tiempo, cuando Jesús vio a la muchedumbre, subió al monte y se sentó. Entonces se le acercaron sus discípulos. Enseguida comenzó a enseñarles, hablándoles así: “Dichosos los pobres de espíritu,
porque de ellos es el Reino de los cielos.
Dichosos los que lloran,
porque serán consolados. (Mt 5:1-4)

Cuando estuve en el seminario de San Meinrad, Indiana, había celebración de la Divina Liturgia Bizantina cada semana. Me acuerdo del hermoso canto de la Comunión: ♫”Acuérdate de nosotros, Señor, cuando llegues a tu reino. Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos. Dichosos los que lloran,
porque serán consolados. ♫Acuérdate de nosotros, Señor, cuando llegues a tu reino”.♫